De aquí al 3 de febrero, día en el que se cierra el período de fichajes invernal, el trajín de la dirección deportiva cadista debe ser importante teniendo en cuenta que hasta el momento tan solo se han dado dos bajas (Iván Alejo y Tomás Alarcón) y se ha firmado a Iker Recio y Mario Climent, este último con dorsal del filial. Por delante debe quedar mucho trabajo por hacer en ese tiempo que resta a tenor, por un lado, de las palabras del propio Manuel Vizcaíno de que la plantilla se tenía que recortar hasta quedar en veinticuatro jugadores y las del entrenador solicitando de manera bastante clara al menos dos refuerzos en el ataque. 

A ello habría que sumar la intención más que asegurada de dar ficha a Luis Hernández aunque el central por el momento sigue sin encadenar una semana seguida de trabajo grupal. Por más que el máximo mandatario cadista ha mantenido en varias ocasiones que el defensa “tendrá ficha sí o sí”, lo cierto es que su estado físico sigue sin estar del todo claro.

La afición cadista sigue muy atenta y contempla, ya con cierta y lógica inquietud, cómo los días van pasando sin que se concreten esos movimientos que permitan como mínimo que el equipo consiga las armas necesarias para transitar con más tranquilidad lo que resta de campeonato, después de todo lo sufrido hasta ahora. Las miradas están puestas en Rominigue Kouamé, con el mediocentro muy cerca de hacer las maletas a la MLS estadounidense. Con menos claridad otras salidas como las de Melendo, Glauder, Escalante, Mwepu o De la Rosa. Quiénes serán los refuerzos en la zona de gol es una total incógnita.