La confianza en la filosofía del entrenador se mantuvo intacta en la plantilla, que siguió abrazada a la idea de juego de Álvaro Cervera. Creyendo en el trabajo defensivo para revertir la situación, buscando frenar en seco la recepción de goles. El 9 de octubre, ante el Girona en el Ramón de Carranza, se dejaría la portería a cero y se mejoraría el juego con la aparición de José Mari. El roteño comenzó a dar equilibrio al equipo para enderezar el rumbo. Un cero a cero para volver a empezar desde el principio. De cero. Comenzaba a arrancar un nuevo Cádiz que aprendió de los errores.

Como oportunidad para refrendar esta mejoría aparecía de nuevo la Copa del Rey. El rival a batir, esta vez, era el Córdoba. De nuevo a partido único, y en Carranza. Juli adelantaba a los cordobeses en el 28, mejoraban su imagen los cadistas hasta conseguir empatar siete minutos después por mediación de Aitor García. Piovaccari, en el 39, volvía a adelantar a los blanquiverdes, poniendo un 1-2 con el que se llegaría al final del partido y dejaba fuera del Torneo del K.O. al equipo gaditano. Un Cádiz repleto de suplentes que no se dejó invadir por los fantasmas y siguió remando contracorriente.

Podría haberse torcido con una derrota la mejoría que se vio ante el Girona. La temprana e inoportuna expulsión de Alfredo Ortuño y el tanto de Jouini en el 78 no fueron suficientes para que el Cádiz, que trabaja desde verano bajo el lema “la lucha no se negocia”, empatara el encuentro en el descuento gracias a un gol de Gorka Santamaría. Incluso tuvo una ocasión posterior para remontar el partido en las Islas Canarias. A la siguiente semana, los tres puntos se escaparon ante el UCAM Murcia de la manera más dolorosa. Aridane, con la cabeza para hacer su primer gol como cadista, y Gorka Santamaría tras una preciosa jugada en la frontal con Rubén Cruz, lograban poner a los amarillos por delante en el marcador. Finalmente, los tres puntos se escaparían con goles de Imaz y Juanma Delgado. El de este último, en el tiempo de descuento tras un lío en el área.

Sin duda, y ante todo pronóstico, el 30 de octubre se cambiaría el curso de un Cádiz que parecía ahogarse en la zona abaja. En el Anxo Carro, donde hacía cuatro años sufría una dura y polémica derrota en la final por la huída de la Segunda B, los hombres de Cervera lograron frenar el juego y acometidas de un Lugo lanzado. Impotente ante la imposibilidad de romper el muro cadista. Dando por imposible hacer gol a un gigantesco Alberto Cifuentes. La gasolina lucense se terminaría agotando, hasta que a la hora de partido Nico Hidalgo, que había entrado en el descanso por Salvi, robó un balón en el área, pasándosela a un Dani Güiza que hizo sacar su magia para asistir con un fantástico taconazo a Álvaro García, que batía a José Juan.

El Cádiz salía del descenso y recibía al Huesca a la semana siguiente. Ortuño, que llevaba ocho partidos sin marcar, hacía su quinto gol al alzarse en el corazón del área para enviar un centro perfecto de Luis Ruiz a la escuadra con la cabeza. Aunque tuvo ocasiones para ganar y perder, una jornada después sacaría un valioso empate del Ciutat de Valencia. Punto ante el líder que sabía a oro. 0-0 ante el Levante y los amarillos escalaban a la duodécima plaza. Y de escalada parecía disfrazarse la historia.

Con el 20 de noviembre en el calendario llegaría una gran victoria por 4-1 ante el Alcorcón para entrar en zona de fase de ascenso. El extraño gol de Bellvís a los dos minutos de empezar el partido no hizo bajar los brazos al equipo cadista, que siguió como si no hubiera pasado nada y hasta Cifuentes evitó el segundo de David Navarro. En la segunda parte, la expulsión de Páez allanó el camino para que Ortuño hiciera de las suyas en el área, Aitor García enviara un misil tierra-aire desde tres cuartos de campo a la escuadra, Salvi empujara el balón para hacer el tercero y el propio Ortuño cabeceaba en boca de gol el cuarto. Un resultado que ilusionaba, que hacía volar por las nubes al cadismo aunque tan solo fuera por una semana.