El periodista y autor de literatura de viajes, Daniel Pinilla, sigue ofreciendo detalles de su encuentro con Mágico González en El Salvador. Esta vez, en una entrevista publicada en El Decano Deportivo el salvadoreño vuelve a dejar muestra de su clase y señorío ante las preguntas del entrevistador.
En su periplo en España pudo enfrentarse a otros grandes como Maradona, Butragueño o Kempes, pero Mágico no quiere destacar quién fue el más talentoso de los que se enfrentó "muchos, porque a nosotros como equipo modesto se nos hacía difícil mantenernos en Primera, era difícil sobreponernos a los adversarios. Ésa es la gracia, la esencia de jugar en un equipo modesto, pero grande para mí como es el Cádiz. Mis respetos a los jugadores de fútbol que lo dan todo. Por eso no quiero destacar a nadie".
Sobre las leyendas sobre su vida en Cádiz reflexiona que "yo me juntaba con jugadores muy raciales de Cádiz que sentían el escudo, como Pepe Mejías. Con ellos al lado había que darlo todo porque el Cádiz les dolía. Yo hice todo lo que pude hasta mi límite, porque uno es humano. Ahora pienso que quizás me hubiera venido bien tener al lado a una persona que me cuidara y se responsabilizara. Supongo que habría sido excelente para mi carrera, pero me temo que entonces habría durado muy poco en el Cádiz porque me habría fichado otro equipo. Y yo fui feliz en Cádiz".
Y recuerda especialmente al que fue su presidente en el equipo cadista "déjame decirte algo: a quien echo de menos y quien me hace falta es don Manuel Irigoyen. Que él no esté en Cádiz, para lo que fue el Mágico, es muy significativo. Él supo manejar el tema de que me mantuviera en el equipo y que pudiera estar tantos años en Cádiz. Lo sigo teniendo en mente a diario".
Por último apeló a la filosofía para lanzar un mensaje a la gente de Cádiz "ellos saben que jugar al fútbol no es fácil, no tienen a su equipo en la categoría que deberían tenerlo y por eso existe esa presión. Pero si los jugadores son gaditanos, seguro que sienten más esa presión. Yo espero que se haga una buena columna vertebral y se pueda subir. A mí desde niño me gustó divertir a los que miraban el fútbol. Tres personas miraban un partidito y yo me inspiraba así, no hay nada más motivador. Volvemos a lo mismo, a la noble afición. Yo sé que mi manera de pensar es medio rara, medio loca... pero quisiera que en Cádiz absorbamos la inspiración de la noble afición. No es decirle a nadie lo que tiene que hacer, sólo es un sentimiento de Jorge", concluyó.