Es obvio que este Carranza no es el mismo que el de hace algunos años, y no lo digo precisamente por la reforma que se le ha realizado al estadio, sino por nosotros, los cadistas. En los últimos cinco años, hemos sido un equipo más de 2º B que de 2ª A. La eliminación en Miranda de Ebro tras tener la eliminatoria bien encarrilada en Carranza, la agonía que sufrimos en la eliminatoria ante el Lugo, el posible descenso administrativo si no se entregaba en la fecha fijada un aval de 200000€ a la RFEF y las dudas que esta plantilla ha generado desde pretemporada son solo algunos de los motivos por los que Carranza presenta cada domingo una pobre entrada y, los pocos valientes que vamos solemos abuchear más que animar, y no es para menos.

Sin embargo, dada las circunstancias que existen, en mi opinión, puede ser que los jugadores no lo merezcan, pero en estos dos partidos que quedan, los poquitos valientes que nos presentamos cada dos domingos en Carranza, deberíamos de animar a nuestro equipo, a nuestro escudo, desde el primer minuto, o incluso cuando comiencen a calentar en los minutos previos a que comience el partido porque con las limitaciones que tiene este equipo, si se le pita y abuchea, como se ha podido comprobar en más de una ocasión, se ponen nerviosos y comienzan las dudas y los errores, lo que provoca que no se sume tres puntos que serían vitales para dejar casi finiquitado el quedar entre los primeros quince equipos del Grupo IV de 2º B, es decir, la salvación.

Si no conseguimos la permanencia, en el mejor de los casos descenderíamos a 3º división, porque sería muy probable que desapareciese el club. Estos jugadores se irán a otros equipos, pero nosotros, los cadistas, nos tendremos que aguantar (por no decir otra cosa) viendo a nuestro equipo de siempre, a nuestro escudo que tiene más de cien años, a esos colores amarillo y azul compitiendo en el verdadero fango, la 3º división. Por esta razón pienso que es fundamental que en estos dos partidos que quedan en Carranza, los pocos cadistas que nos demos cita animemos y nos dejemos las gargantas por nuestro escudo.