No hay mejor forma para empezar a hablar de la afición del Cádiz que parafrasear al gran Manolito Santander, autor del pasodoble carnavalero que traspasó las paredes del concurso para convertirse en el himno de la afición: “Aunque reciban a cambio todo un calvario de decepciones, de amarillo se pintan la cara, amarillos son sus corazones, han dado su vida y su garganta siguiendo donde haga falta al Cádiz de sus amores”.

Haciendo honor a esta letra la semana pasada casi 2.000 cadistas se desplazaron para ver jugar a su equipo, el sentimiento por encima de estar en Segunda Divisón B, de las desilusiones, de los dirigentes, de los impagos, esta afición está por encima de todo. 15 autobuses que tiñeron la ciudad de La Línea de la Concepción de amarillo y azul, empujando hasta el final del sufrido 1-2 con el que el Cádiz dio un gran paso hacia playoffs, ratificado con la victoria de este fin de semana ante el Sanluqueño, 2-0.

¿Por qué tiene tanto mérito? Nos remontamos al 18 de Junio de 2005, día grabado a fuego en la mente de cada gaditano, consecución del ascenso a Primera División en el campo del eterno rival. Xerez 0-2 Cádiz, con goles de Oli y Abraham Paz. El asturiano abrió el marcador con un auténtico golazo, una volea desde más de 30 metros, con el alma de una ciudad, ante la que nada pudo hacer el portero. El canterano Abraham Paz sentenciaba desde los once metros, inaugurando una fiesta, la fiesta del cadismo, toda la ciudad salió a la calle, Las Puertas de Tierra (lugar de celebración cadista) a rebosar, con toda seguridad uno de los días más felices en la centenaria historia del Cádiz CF.

Aquel día dio pie al retorno a la máxima categoría del fútbol nacional, a que mucha gente se encariñase de ese equipo amarillo que cae tan simpático, gente que no vivió las tardes de gloria que “El Mágico” González dio al Carranza o gente que ya solo tenía un vago recuerdo de ellas.

El sueño de Primera solo iba a durar ese año, abriendo un oscuro túnel al que aun no se le encuentra final, desde entonces han pasado ocho temporadas, ocho años en los que únicamente se ha alcanzado el objetivo de la temporada en uno, un ascenso a Segunda que, como el anterior, solo duró un año. Esta es la situación del aficionado cadista, desilusión tras desilusión.

Los fracasos deportivos suelen tener un motivo detrás, este caso no iba a ser distinto, el club tenía una deuda y la afición pedía al propietario que vendiese, desde entonces esta es la lista de dueños, Antonio Muñoz, Baldasano, vuelta a Antonio Muñoz, gestión deportiva para la familia Pina, grupo italiano de Gaucci, impagos de los italianos, subasta pública y Locos por el Balón, empresa relacionada con la familia Pina, al ser Quique presidente del Granada el CSD no aceptó y finalmente parece ser que Locos por el Balón cambiará de titularidad y mantendrá el control del Cádiz. Toda esta inestabilidad acompañada con impagos y rumores de desaparición.

Ante tal desastre, ¿Qué hace la afición? Pues cumplir con uno de sus cánticos “en la grada siempre están, ellos nunca fallarán…”. Año tras año el día que se abre la campaña de socios hay cola para renovar, aunque la crisis apriete o el equipo no haya dado el nivel en la temporada anterior. Siempre que hay partido importante, el Ramón de Carranza saca sus mejores galas para dar un recibimiento por todo lo alto a sus jugadores, animar hasta el final y tratar de intimidar al contrario. Pero si el partido es lejos de Cádiz pasa lo mismo, más de mil personas se desplazaron a Irún en el ascenso del Cádiz en 2009, a pesar de un interminable viaje en autobús cruzando toda España.  A esta afición se le echa de menos en Primera, y aunque no acompañe lo deportivo ni lo institucional acabarán volviendo, porque esta afición es, sin lugar a dudas, de Primera División. 

adrian giraldo rodriguezAdrián Giraldo Rodríguez

Aficionado al Cádiz CF
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