La confianza es un estado de ánimo en el fútbol que puede mostrarse imparable colectivamente, pero también tremendamente mortífera en el aspecto individual. El Cádiz CF crece de manera exponencial, partido a partido consigue hacerse muchísimo más coloso, pero a su vez, ha conseguido recuperar para la causa la confianza de muchos efectivos que resultarán vitales cuando llegue la hora de la auténtica verdad.
El claro ejemplo de ello es Kike Márquez, el sanluqueño postra bajo sus botas el talento innato de aquellos que no necesitan tanto para brillar, el de aquellos elegidos a los que no se les pide una carrera de 30 metros, pero eres consciente de que cuando pega el balón corto a su bota ocurrirá algo que no vas a ver en el resto de jugadores.
Es una dulce melodía la que acompaña sus cortos y elegantes movimientos, una música muda para el resto de los mortales, una música que danza al unísono de su talento para hacerlo más armonioso, como si de un cisne blanco se tratase bajo una sonata de luces multicolores, dejando tras su paso bellos surcos con sus botas bajo el verde, elegante a la vez que mortal.
Porque tras ese bello danzar se esconde un chasquido de huesos, de aquel que no vestía de amarillo y se atrevió a apagar la melodía, al que intentó seguir sus pasos como un adolescente tembloroso en un baile de fin de curso. Márquez no busca el coqueteo, solamente es un arma para su amor platónico, el gol es la ejecución más perfecta de la obra, da igual quién puso la nota definitiva para entonar las tres letras de la gloria, si el trabajo se ha realizado con éxito la sonrisa esbozará su rostro mientras el talento, a modo de sudor empapará su figura.
Las finales comienzan a contarse con los dedos de una mano y su elegante figura se muestra más altiva y descomunal que nunca, con el ahínco en el brillo de sus ojos de aquellos capaces de hacer grandes cosas, en un todo nada para vencer o morir, el futbolista con alma de torero que desafía al fracaso como a un toro bravo, con respeto pero ilusión, la ilusión de devolver al equipo de su tierra donde merece, donde aquella música postre el brío de las grandes tardes, a hombros por la puerta grande, la del ascenso.
Yasser Tirado
Aficionado al Cádiz CF y redactor web memoriasdeunbar.com