Sueños cumplidos
  03.05.2011 Comparte

 

El fútbol es lo que tú quieres que sea. Hay personas que lo consideran una fuente inagotable de dinero y negocio: el fútbol al servicio de la mercadotecnia. Otros más cándidos, consideramos que es una forma de vida, que nace y está en la calle. Por eso, al que de verdad le gusta el fútbol puro, se para al ver a los pequeños jugar en una plazoleta o si tiene la oportunidad de darle una puntapié a un esférico no duda en hacerlo a pesar de estar ataviado con sus mejores galas. El espíritu de este juego, que aman millones de personas, se nutre de todo lo que transmite.

Todo lo que he aprendido sobre el ser humano se lo debo al fútbol, decía el filósofo Albert Camus. Llevaba razón. Ayer asistí a un partido de Regional en el que el G.E.Bazán se jugaba el ascenso a Primera Andaluza. El escenario era el Ramón de Carranza. Estadio-epicentro del fútbol de nuestra provincia. Plaza en la que muchos hemos vivido tardes de felicidad y tristeza exacerbadas. Un homenaje a la modestia. Los chavales tras un año para enmarcar se merecían un día así. A pesar de ser un equipo recién ascendido no han salido de los puestos de ascenso desde la primera jornada.

Foto: Diario de Cádiz

El encuentro se les complicó con un resultado (2-0 en contra), un rival (Deportes Romero 1º en Liga) y un árbitro (no vio un penalti como una casa) adversos. Sin embargo, a pesar de que todo parecía perdido-estaban a 15 minutos del final y necesitaban dos tantos-, no les hacía falta ni mirarse, sabían donde estaban cada uno y tiraron juntos de heroísmo y casta. Creyeron en ellos mismos. Hicieron rápido el primero y se crecieron. El segundo no subía al marcador y cuando ya se mascaba el pitido final, el júbilo apareció con un tanto como mandan los cánones de las emociones futboleras: en el último minuto.

No fue el gol de Iniesta en el Mundial, ni el de Torres en la Eurocopa, no. Fue el de un chico llamado Quique en Regional Preferente. No obstante el estruendo de delirio fue parejo para ellos. Y es que muchas veces estos partidos te enseñan más que algunos de Primera. Han valido la pena los sufrimientos de todo un año y la dedicación de unos muchachos que igual nunca serán grandes futbolistas pero si grandes compañeros.  Los ojos de cada uno de los integrantes del conjunto isleño eran ojos vidriosos, sus lágrimas significaban  esfuerzo recompensado. Una demostración de que sea en Champions o en Regional nada sucede a menos que primero sea un sueño. Fue el primer ascenso vivido en Carranza este año, luego vendrá el de nuestro Cádiz. Solo hace falta creer en el poder infinito de los sueños.

Alfonso Loaíza
Estudiante de Periodismo en la Universidad de Sevilla
http://anestesiadeportiva.blogspot.com

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