Contínuo espacio-tiempo

27.05.2011

Ponerse a reflexionar sobre lo que acontece en las presuntas negociaciones para la venta del paquete mayoritario de acciones del Cádiz es el mayor ejercicio de desgaste neuronal que un cadista pueda realizar en este momento. Y digo presuntas porque hasta de eso empieza uno a dudar ya.

Intentar meterse en la cabeza de Antonio Muñoz Vera es una tarea imposible. E intentar creerse lo que sale de ella, poco menos que utópico. Los episodios parecidos son tantos que a un servidor le parece estar en un continuo deja vu amarillo, donde por más que avance el tiempo te encuentras en el mismo sitio. Sin ir más lejos, estamos en Segunda B y hasta el mismo cuello de deudas. ¿Les suena?

Foto: portalcadista.com

Lo único cierto ahora mismo es que el Cádiz está sumido en una eliminatoria de ascenso, que es de los pocos clubes (si no el único) que estando el concurso de acreedores no es capaz de pagar a sus empleados el día que deben, que inicias una conversación con cualquier empleado del club y lo primero que te suelta es que a ver si el dueño vende ya de una vez las acciones.

Esto último es algo que cualquiera puede comprobar, porque cualquier trabajador sabe que el club, en Segunda o en la categoría que sea, con Antonio Muñoz de máximo accionista no volverá a ser el que fue. Jamás. Sabe que la afición está harta, que abonados tras treinta años pagando su carné a principio de temporada dicen que no vuelven a sacarlo hasta que él no se vaya. Y eso, es el fin.

A estas alturas, uno tiene la impresión de haber picado el anzuelo. Una vez más. Mi pensamiento ahora está en Anduva, en los que visten la camiseta de mi equipo, en los que quieren ver el partido y en los que van a sufrir desde la distancia. El resto, los de arriba, que hagan lo que le den la gana.

Miguel Ángel Vallecillo