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La Crónica Daltónica (desde otro color):
Cádiz 1 - San Roque de Lepe 1 |
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12.12.2011 |
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“La esperanza es el último bien común a todos los hombres; los que todo lo han perdido la poseen aún”. Tales de Mileto.
Ayer se jugó en Carranza el clásico. Vamos, el clásico partido que hace que la afición salga acordándose de cuatro generaciones de los ancestros de los jugadores, del técnico y de la mare que parió a panete.
De vuelta a casa, “cadizbajos” (lógicamente), las preguntas filosóficas afloran martilleando nuestra esencia cadista. Los clásicos ¿quiénes somos?, ¿desde dónde venimos?, ¿para qué fuimos?, ¿aguantará el marcador un partido completo? ¿cómo han vuelto a darnos coba?, ¿existe vida inteligente en el palco de Carranza? siguen siendo un insondable misterio.
Al partido no pudo asistir el Presidente Papá Pina ya que andaba muy ocupado ultimando los detalles de la mudanza. El hombre está desde septiembre buscando piso en Cádiz pero claro, con lo que cobra el ayuntamiento por luz y agua ha decidido buscar un piso de estudiantes para compartir gastos y está esperando que lleguen los dineros de las becas follasmus, perdón, Erasmus, para establecerse definitivamente en la tacita de placas, tal y como prometió en su presentación el insigne nuevo gaditano.
Los 6659 asistentes se las prometían felices cuando, nada más comenzar, Dioni realizaba un slalom gigante dejando atrás a cuantos contrarios le salían al paso hasta que fue parado en falta. El delantero cadista demostró en esa jugada haber pasado más de una tarde en la cutre-pista de patinaje de hielo que todos los años, en un increíble acto de originalidad casposa, colocan en la plaza de San Antonio junto unas grandes atracciones consistentes en un tío-muerto, un castillo hinchable que es el paraíso de los ácaros y un puesto de algodón que jamás pasaría la prueba del algodón.
Los cadistas habían salido muy serios creando muchos problemas al San Roque de Lepe por banda izquierda, con grandes internadas de Góngora que cuajó muy buen primer tiempo.
A los 13 minutos y en una jugada trenzada Góngora centra, Dioni controla en el área y bate de tiro cruzado a José Ramón.
A partir del tanto, el Cádiz hizo el tonto. Lejos de ir a por un segundo gol, el equipo comenzó a contemporizar pero sin marcar un ritmo concreto, a veces a verlas venir y otras a venirlas a ver.
En este primer tiempo el central Goikoetxea tuvo un bonito gesto con la Plataforma Vende y Vete colocándose una venda en la cabeza, con la que interpretamos un claro y educado mensaje al máximo accionista: “Venda y Váyase”.
En esta primera parte el juego del Cádiz hacía soñar a muchos de sus aficionados, no con una goleada ni con el ascenso, sino literalmente a eso, a soñar, a quedarse dormidos en sus localidades.
La ventaja del uno a cero parecía más que suficiente cuando en el minuto 42 el San Roque de Lepe se queda con uno menos por expulsión del lateral Sergio Sánchez.
Pero si malo fue el primer tiempo el segundo fue horroroso tirando a ofú. A los futbolistas del Cádiz les pasó lo que a las macetas de flores de pascua del casco antiguo, que desaparecieron misteriosamente.
El conjunto lepero, de forma inexplicable, se hacía dueño y señor del juego y del balón a base de desplazamientos diagonales orientados, vulgo pelotazos. La defensa cadista parecía un chiste malo de Lepe y eran desbordados una y otra vez por un voluntarioso San Roque.
Jose refrescó la delantera cambiado a Juanjo, que estuvo más desubicado que Del Nido leyendo la Constitución de 1812, por el revulsivo Akinsola que akinsolo tuvo una oportunidad y la mandó al tercer anfiteatro, grada dos, fila tres, asiento 144.
En el minuto 68, a uno del minuto de gloria, Yuste, que estuvo todo el partido bastante ¡Y este! cometió un absurdo penalti que provocó su salida física del terreno de juego por doble amonestación.
El penalti lo transforma Rubio ya que el parapenaltis Aulestia realizó la Contrerinha, adivinando perfectamente el lado contrario por el que va el balón.
La ovación de la tarde se la llevó el técnico Jose González cuando, acto seguido, realizó un cambio bastante “ofensivo” para los cadistas: Moke por Dioni.
De ahí al final lo único que pasó fue el tiempo.
En el descuento hubo un gol ectoplasma, que no llega a fantasma, porque fue anulado por falta al portero en el área chica.
Total, que fin del partido. Empate que sirve para mantenerse en las posiciones nobles –si algo tiene de noble la segunda be- en la segunda plaza a tres puntos del todopoderoso Betis be y nuevo disgusto para la parroquia cadista que, una vez más, ve sus ilusiones frustradas por un equipo empeñado en alimentar el trastorno bipolar que viene sufriendo estos últimos años por la nefasta gestión de sus máximos accionistas y de muchos de los que aún permanecen aferrados a los mandos, a pesar de su demostrada incapacidad.
Por lo menos nos queda el consuelo de que el próximo martes se hará una buena taquilla en los 1/16 de la copa de Su Majestad el Suegro de Urdangarín contra el Valencia y, si suena la flauta es porque alguien la ha tocado.
Habrá que hacerle caso al matemático griego y tener esperanza en que estos puntos sean los últimos que se pierden… en Carranza. Qué bonito pareado. Ojalá.
Abrazos cadistas.
José Manuel Ramos «Pichili»