Cada atardecer, tras la tempestad de las últimas jornadas, cuando el sol se esconde sin nubes y el mar de la clasificación está tranquilo de cara a la próxima temporada, recibo la visita de mis musas. A veces cantan y ríen y festejan una buena temporada, que acaba con un éxtasis tras gol de Oli en Chapín. Otras lloran amargamente tras el fallo de penaltis como el de Abrahám Paz en Alicante. Pero las musas de hoy son distintas a todas las que me habían visitado antes. Estas musas están tristes y lloran por dentro.
Supongo que las comprendo. Sienten más decepción que dolor. Y ante la victoria en el Palmar, que certifica la permanencia otro año más en el oscuro pozo de la Segunda B, enlazan unas con otra una sonrisa que enmascara un llanto. El Cádiz cierra su peor temporada de la historia, un ‘annus horribilis’ que comenzó con esperanza y terminó en estrepitoso fracaso, aderezado con la pérdida de uno de los mayores iconos del cadismo. Atrás queda el sufrimiento de ver a una plantilla desarbolada que daba bandazos a cada jornada y también queda atrás un año de malas inversiones y malas decisiones. Como queda atrás el estupor de tener que sufrir, de una manera u otra, el paupérrimo juego visto en Carranza. Una temporada para olvidar. Ahora es el momento de la afición, a la que el caramelo de esta permanencia se le está haciendo amargo y difícil de tragar. Jugadores, cuerpo técnico, directiva… todos en el punto de mira. Y el domingo ante el Almería B será el momento de que la afición se exprese y libere toda la rabia que tenga dentro, para dejarles claro a todos, que el Cádiz CF está por encima de jugadores, entrenadores y directivos, que ellos se van pero el club permanece y que esta afición jamás permitirá que su club se muera. Así que es el momento de que algunos se pongan las pilas y empiecen a planificar la próxima temporada para que el Submarino Amarillo no naufrague y emerja en tierras de la LFP.
Se va el sol y con él la sonrisa triste de mis musas. La más pequeña queda rezagada, se llama Esperanza. Me dice que hay más motivo de alegría, que la presente temporada acabó y que la próxima temporada volveremos a cantar y a festejar. Ven a visitarme a menudo, le pido, me vas a hacer falta. Y con el último rayo del sol se desvanece en un pequeño destello amarillo. Y ahora voy al excusado, para soltar el amargo dulce, acordándome de mis culpables particulares.
Enrique Lafuente Almagro
Corresponsal de Área 11 y colaborador de Portal Cadista
@LafuenteJR