Si pudiéramos meter en un palco del Carranza en una especie de gran hermano cadista a Sherlock Holmes con su lupa, su pipa y una perola llena de su queso favorito (el emmental, querido Watson), al teniente Colombo con su gabardina, que tiene una prima concejal que antes mandaba mucho y ya no manda ná, al patoso Inspector Clouseau, al detective Moretti, a Jessica Fletcher y al mismísimo Hércules Pierrot (detective belga de Cádi-Cádi) y tenerlos encerrados hasta que no descubrieran qué pasa en el Cádiz, créanme que a la única conclusión que llegarían es que Pepe mata.
Después de horas de estudio en escarlata, de lectura de folletines que solo buscan follotones, de periódicos digi y tales, de tertulias “radioafónicas”, al parecer el problema radica en que al loco por el plantón le ha salido un sosias, el amigo de un amigo -que un amigo es un amigo y amigo de ese es, y que no se entere el CSD- , que tiene el 50% del 49% de las acciones. No olvidemos que las acciones de uno son las inacciones de otros. Que vamos a llevarnos bien o me lo llevo tó, que o mandamos los dos o aquí no manda ni Dios, que si te portas bien habrá refuerzos de futbolistas que valgan la pena y si te portas mal… po tú mismo, tráete a Marchena.
Veremos cómo se resuelve el sainete de “el mayoritario, el minoritario y el que habló con el Notario” (pedazo de nombre para un cuarteto chungo de Badajoz).
Cada año se repite la misma historia como una condena infinita. Temporada tras temporada -y ya van demasiadas- siguen pasando mezquinos fariseos que juegan sin pudor con los sentimientos de los cadistas por intereses espurios, mientras que los consejeros floreros miran para otro lado como necios por mantenerse en la foto a cualquier precio. ¿Qué hemos hecho para merecer esto? O, mejor dicho, ¿qué hemos hecho para merecer a estos?
Cualquier día por su culpa se apagarán los focos del teatro de nuestros sueños, o de la covacha de nuestras pesadillas, y entonces serán las lamentaciones cuando se acabe la partida.
De pronto Sherlock da un respingo, se saca la pipa de la boca, se pone -sin duda por error- la gabardina de Colombo y espeta: “¡Cluedo! Ha sido Martín No-sé, con el candelabro en la sala de prensa. ¿Algo que añadir? Po ea, Watson, ya estoy yo en el 221B de Baker Street”.
(Telón, tela del telón).
José Manuel Ramos 'Pichili'
Colaborador de Portal Cadista, 8TV y SER Deportivos Cádiz.