"Alcalde, esta bandera es la que ahora nos une a todos. ¡Cádiz, lúcete!"

Montaje de bandera del Cádiz CF en la Plaza de Sevilla de Cádiz / Trekant Media

Un continuo debate recae sobre el mástil de la Plaza de Sevilla cada vez que, desde el Ayuntamiento de Cádiz, el gobierno que dirige José María González “Kichi” decide cambiar la bandera de España por otra a la que, casi siempre, merece el homenaje de toda una Ciudad. Estos homenajes en forma de bandera podrán gustarle a uno y disgustarles a otros, de ahí el debate existente que cito al iniciar este artículo.

Tengo claro que, si hay una bandera que, en estos momentos de guerra, merece ondear en la Plaza de Sevilla no es otra que la del Cádiz Club de Fútbol. La entidad gaditana, equipo que encandila no solo a la Ciudad de Cádiz, sino también a gran parte de la provincia, de diversas partes de España y del mundo, ha encendido una llama de ilusión en toda su hinchada, que ya sincroniza sus corazones para soñar con el ascenso a Segunda División. El tic tac rebota de aurícula a aurícula.

Menos de una semana para hacer realidad el deseo más ansiado por los cadistas, unas cuantas horas para que el Cádiz CF se vacíe en el Rico Pérez para conseguir el ascenso. Para ello, su Ciudad debe pintarse de amarillo. Sus balcones, sus calles, sus playas, sus puertas, sus fuentes, sus parques. Su belleza. Todo es importante para apoyar. Todo cuenta para pelear. Todo es necesario para conseguir el todo.

Debe ondear esa bandera donde el agua de la Bahía viene a morir y los barcos de todo el mundo presentan sus respetos y asombro ante la antigua Gadir. Debe ondear porque el domingo, más de 1.000 cadistas defenderán el escudo cadista, sus colores, con el arma más letal del que dispone: sus gargantas. Benditos sean.

¡Qué suenen tambores de guerra por Santa María! ¡Qué suenen trompetas en Loreto! ¡Qué La Caleta ilumine con su sonrisa! ¡Qué La Viña haga retumbar el 3x4! ¡Qué una bandera con más de 100 años de historia haga brillar, más si cabe, a todo un sentimiento!

Cádiz, píntate dos coloretes amarillos, no dejes de soñar. Lo demás, damas y caballeros, llegará. Tan seguro que llegará como la fuerza que emplea la afición cadista para no dejar que un ejército de algo más de once jugadores, ataviados con la zamarra amarillo, hinquen la rodilla. El cadismo nunca se rinde. La eternidad espera, la gloria aguarda. Cádiz, vuelve al sitio que te pertenece.

Alcalde, esta bandera es la que ahora nos une a todos.
Cádiz, lúcete.
 


Javier Quiñones MirallesJavier Quiñones Miralles

Redactor de Portal Cadista

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