“Floto como una mariposa y pico como una abeja. No puedes golpear lo que tus ojos no pueden ver”. Mohamed Alí.

Los valientes cadistas que acudieron a Santander no estuvieron solos. Los ejércitos del norte acudieron a la llamada. Llegados desde Eibar, los Pixa de Ermua, el Urce desde su casa  (devolvedle la txapela  ar chavá, joé), los mañicos de Zaragoza, madrileños del Madroño... y hasta uno de Cuenca -que también hay que tenerlo en Cuenca-  animaron sin parar para llevar al equipo en volandas. Eran quinientos que parecían cinco mil. 

No lo pude ver en directo porque el partido era por pay per view y yo siempre fui más del Interviú, así que lo sufrí en silencio escuchándolo por Radio Cádiz. ¡Ay, qué sufrimiento más bueno! ¿Cadismo? No, sadismo.

Nada más empezar Álvaro García tuvo una gran ocasión cuando el Gitano  le hizo  una asombrosa chicuelina al balón dejando al rápido extremo solo ante el portero pero su disparo se fue como un templario, demasiado cruzado.

Temimos lo peor con los continuos ataques del Racing por banda derecha pues, como dice el refrán, tanto va el cántabro al Cifuentes que en cualquier momento la eliminatoria podía quedar igualada, pero el arquero amarillo estuvo más acertado que Guillermo Tell con un pero de quilo y medio,  y realizó  la parada del playoff a tiro de Migue Nohacía.

Cuando más arreciaba la galerna del cantábrico llegó la jugada messianica de Álvaro que, sorteando rivales, voló y picó  -como peleaba Mohamed Alí-  y allí que mojó noqueando al contrario. El chaval, por respeto, no lo celebró. Da igual, ya lo celebramos nosotros por él.

Queda la última piedra en este tortuoso camino de regreso al futuro. Nos espera con ganas el Hércules de Juanma Espinosa, que intentará hacer con el equipo alicantino lo que no fue capaz con el Cádiz. ¿Ascender? No, amigos, dar un pase en condiciones.

Los herculanos claman venganza por la última eliminatoria. No entiendo por qué, porque el único que se podría quejar de lo del año pasado –y con razón- es el fotógrafo Kiki por el placaje con maña y con saña que sufrió por parte de un miembro de la seguridad con pinta de armario empotrado de tres cuerpos y que, gracias a tan heroica  intervención,  ahora es segunda línea de los All blacks de Nueva Zelanda.

Esperemos que el equipo siga con paso firme por el camino de  baldosas amarillas que ha trazado Álvaro Cervera. Un par de esfuerzos  más  -en Carranza y Alicante-, que derechito y tó pa’lante, el párajo-jaula nos espera. Como en casa en ninguna parte.

José Manuel Ramos 'Pichili'
Colaborador de Portal Cadista, 8TV y SER Deportivos Cádiz.