«Si no te equivocas de vez en cuando, es que no lo intentas». Woody Allen.
Qué verdad es que la gente es por lo que le dé. Que el Kichi se lleva todo el año cortando calles y dando por saco con el carril-bici, pues ahora resulta que los niños de Cádiz lo que quieren es jugar al baloncesto y se le revolucionan y le montan un mitin pidiendo más pistas. Anda, niño, deja ya de joder con la pelota y date una vueltecita, que las bicicletas son para el verano y al paso que vamos tendremos verano hasta diciembre.
Lo mismo sucede con el Cádiz, que nunca estamos contentos. Queremos que juegue bien, que el portero pare alguna, que la defensa no sea un coladero, que los extremos centren, que el delantero sea un hombre-gol y no un ¡hombre, un gol! y claro, todo no puede ser.
Partido horroroso de un Cádiz irreconocible. Todo se torció desde el minuto uno, cuando Dani Romera intentó una chilena pero le salió una peruana, con el consiguiente pellejazo que provocó que se le saliera el hombro -lo mismo que se le podría haber salido el esternón- por tan acrobática cabriola digna de la mismísima Nadia Comaneci.
Sin solución de continuidad Perea se inventó un zapatazo impresionante desde fuera del área que se colaba por la escuadra, pero el portero alfarero estuvo más afortunado que Pablo Casado con una convalidación múltiple.
Acto seguido y para colmo de malos, digo, de males, el árbitro no concedió un gol legal de Carrillo. Para uno que marca el chaval…
Con el sangangui en todo lo alto el Cádiz pasó del joga bonito al joga poquito hasta disolverse como lágrimas en la lluvia, confirmando que lo de Albacete fue flor de un día. El Alcorcón, vestido de rosa fluorescente, remarcó las carencias cadistas y el equipo «Stabilo» le dio sin despeinarse un baño y masaje al conjunto «no espabilo».
Da la sensación de que la Banda ha perdido el norte y se debate en un mar de dudas a la búsqueda de un estilo de juego que ni a ellos mismos convence.
Tranquilidad en las masas, que esto no ha hecho más que empezar. Seguro que Cervera sabrá reconstruir el equipo desde la seguridad defensiva y se recupera la innegociable pelea y el trabajo solidario para que «cuando la fortuna dude, se ponga de nuestra parte».
La derrota ha de servir para aprender la lección y no caer en los mismos errores, pues como dijo mi profesor de C.O.U. “quien olvida la Historia está condenado a repetirla”. Y como la olvidé, la tuve que repetir. Así que por tu tita, que no se repita.
José Manuel Ramos 'Pichili'
Colaborador de Radio Cádiz y Portal Cadista