¿Es que nadie los va a poner colorados?
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Tendremos el Estadio Carranza que los políticos quieran, como quieran y cuando quieran. Esa es la conclusión a la que hemos llegado muchos. Y es que los aficionados contamos más bien poco. Por no decir nada.
A estas alturas no sabemos cuando va a estar terminada la primera fase. Lejos de ver la realidad, cada vez nos asaltan más dudas. Las fechas bailan sin sentido de un lado a otro del calendario sin que nadie se pregunte por qué. Bueno sí, nos lo preguntamos los sufridos aficionados, que ya no sabemos si veremos alguna vez el estadio entero.
Pero quien tiene que preguntar, que para eso les pagan, son los medios de comunicación de nuestra ciudad. Y todos callan. Reescriben las noticias conforme pasan los meses si ningún pudor. Les da igual poner en un artículo que las obras estarán terminadas para el Trofeo del 2004 y, unos meses después, que será pasado el del 2005.
Oí una vez, que el tiburón es el animal que menos memoria posee (sus recuerdos duran solamente unos diez segundos). Me parece que los periodistas gaditanos andan cerca de esa cifra.
Un estadio de 23.000 espectadores, decían. Ahora bajan a 20.000. Será por eso que son “de letras” que no ven la diferencia y les da igual escribir una cosa que otra. Total, esos 3.000 cadistas puede que sigan comprando sus periódicos y oyendo sus programas.
La diferencia está en los sentimientos.
Parece increíble que nuestra alcaldesa, delante de periodistas (que se supone están informados de la actualidad de nuestra ciudad) “rebaje” en 3.000 personas el aforo de nuestro futuro estadio sin que nadie de los de la “alcachofa y grabadora” le pregunte un simple “por qué”. Si en vez de ellos fueran los aficionados los que estuvieran presentes no se hubiera ido nadie de allí sin escuchar esa pregunta. ¿POR QUÉ? ¿Por qué se ningunea a los cadistas con el tema de las obras?
Para ejercer cualquier profesión, hacerlo con sentimiento marca la diferencia entre los buenos y los mediocres. Y aquí nadie tiene sentimiento, sólo los que cada domingo abarrotamos nuestro arcaico estadio para animar a nuestro equipo.
Perdonen mi obsesión con los periodistas, pero el que esto escribe, hace ya mucho tiempo que perdió la confianza en los políticos. Sólo me quedaba la esperanza de que entre los periodistas hubiera alguien que pusiera colorado a quien le corresponde. Ellos tienen la suerte de tener a los que mandan a su disposición cuando convenga y pueden hacer lo que nosotros no podemos: exigirle, corregirles y preguntarles, cosas que a nosotros nunca nos dejarían hacer porque solo contamos cada cuatro años a la hora de votar.
Ahora tienen la oportunidad de hacer algo para los cadistas que aun nos queda alguna esperanza de creer en un periodismo por y para la gente de la calle. Es hora de sentar en una mesa a los responsables de este baile de fechas, de número de espectadores y que se defiendan como mejor puedan en un debate abierto de cara al cadismo. Si se les cae la cara a alguno en directo, el índice de audiencia lo agradecerá.
NO QUEREMOS MÁS ENGAÑOS. QUEREMOS UN ESTADIO DIGNO.