Yoni Weiss/PortalCadista.com

Termina una nueva jornada y el balance es cada vez más desolador. A mediados de semana escuchábamos rumores acerca del once titular que sacaría Calderón y muchos creíamos que se trataba de una táctica de despiste. Ese juego del ratón y el gato a los que los entrenadores les gusta mucho jugar y que no siempre tiene los resultados apetecidos, En esta ocasión ha sido diferente, el Mr. Cadista apostó por jugar con los que se especuló y a fe que lo hizo.
 
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Apostó por un equipo sin bandas y sin delanteros de referencia. Una declaración de intenciones de que lo único importante era mantener la portería a cero. O lo que otros llaman jugar a nada, al 0-0, a las gafas. Esto puede valer cuando la semana anterior has conseguido una victoria en casa e intentas conseguir esa dinámica que llaman “la media inglesa”. Pero para un equipo que va dando tumbos desde hace ya “nosecuantas” semanas es apostar muy poco. Creo que a un equipo necesitado de puntos como el Cádiz un punto no le soluciona nada. Es cierto que el Cádiz tuvo maniatado al Elche, pero sin hacer daño a la contra ya que con la lentitud de los Nano, Pavoni o Lobos poco podíamos esperar. Pero para darle una vuelta más de tuerca, a mediados de la segunda mitad, Calderón opta por incluir a los hombres de banda pero con la controversia de no poner en liza a ningún delantero que pudiera culminar alguna de las penetraciones que supuestamente tenían que haber perpetrado los extremos. Pasaban los minutos y parecía que ambos equipos habían hecho un pacto de “no agresión”. Solo las expulsiones infantiles hicieron que el Cádiz se enrocara en su área y poner a merced del rival su fragilidad defensiva.

Es cierto que el resultado más justo hubiese sido el 0-0, pero insisto que se tenía que haber arriesgado más, aún con un hombre menos porque el Cádiz está necesitado de sumar 3 puntos cuanto antes, primero porque sumar 3 significa subir puestos en la clasificación y segundo para quitarse ya el envoltorio de equipo perdedor. La prueba de esta teoría la tuvimos la semana pasada en Carranza, la Unión Deportiva Las Palmas conseguía un empate a domicilio y aún así bajaba puestos hasta dar con sus huesos con el farolillo rojo.

Antonio Calderón ya ha tenido tres semanas de trabajo en el banquillo cadista y el balance arrojado no puede ser más desolador. Un punto de nueve no es aval para seguir pidiendo tranquilidad a la afición porque la dinámica de resultados nos puede llevar de nuevo a donde nadie queremos. Es cierto que en las dos últimas semanas el nivel de compromiso de los jugadores amarillos se ha visto reforzado con el carácter del Mr. cadista, pero la propuesta de juego que nos ofrece Calderón no promete victorias y goles, que es en definitiva lo que tiene que buscar para salir de esta situación cuanto antes y que además tranquilizaría a una afición que se empieza a inquietar, no ya por el objetivo del ascenso, que a estas alturas son pocos los que lo piensan, sino en no tocar la lona por K.O.