Creen que perjudica la asistencia a los aficionados de la provincia.

Foto: portalcadista.com

No ha sentado nada bien la hora a la que el Cádiz ha fijado el partido ante la AD Ceuta el próximo domingo a las diez de la noche. En una carta que ha remitido a esta redacción el compañero de Radio La Janda Antonio José Candón, se describen los motivos de ese enfado.

RAZONES PARA NO PONER EL PARTIDO A LAS 10 DE LA NOCHE.

Nada más dar a conocer el Cádiz C. de F. SAD la hora del partido que el equipo amarillo disputará en el Carranza el próximo domingo frente al Ceuta, han sido muchos los aficionados de Medina Sidonia y de la provincia los que han puesto el grito en el cielo y se han quejado o protestado por ponerlo tan tarde ¡¡¡ A las 10 de la noche!!!.

No se da cuenta que cientos de aficionados se desplazan todos los días de partidos desde distintos puntos de la provincia: Medina, Alcalá de los Gazules, Vejer, del Campo de Gibraltar, de la Sierra, de la parte de Rota o Sanlúcar y los más próximos de la bahía de Cádiz, aunque a estos no les afecta como al resto este horario.

Estos buenos aficionados que ya bastante tienen durante el resto de año, haga frío, viento, lluvia o calor, quitándole tiempo a la familia, arriesgan su vida, en algunos casos por malas carreteras, para ver a horas inapropiada al equipo de sus amores, para que ahora les pongan un partido a las tantas de la noche.

El encuentro se disputa a la 10 y finaliza, a más o menos a las 12. Ahora cojan el coche y de vuelta a casa. ¿A que hora llegan? Pero no es lo peor de todo, no se enteran quienes fijan la hora de los partidos, que muchísimos aficionados, se deben de levantar bien temprano para trabajar. Si a eso le añadimos que las televisiones ofrecen una hora antes un partido en directo de la primera división (y no digamos si son el Madrid o Barcelona) como quieren después los dirigentes cadistas que los aficionados llenen el Carranza.

Estos seguidores echan mucho de menos aquellos años cuando un autobús recorría toda la provincia captando abonados y los aficionados se volcaban; algún jugador o directivo se desplazaban a cualquier localidad, por pequeña que fuera, para estar con su gente y hacer cadismo.