Algo más de público en el Nuevo Vivero que tardes anteriores de la temporada y algunos cadistas en las gradas. Sobre todo de la zona extremeña que aprovecharon la cercanía del encuentro para seguir a su equipo. Entre ellos, dos más ataviados con sus ropas del Cádiz CF: un padre y un hijo, ambos Víctor de nombre.

Allí estaban viendo al submarino amarillo, porque el amarillo son los colores que llevan en su corazón a pesar de que ninguno sea siquiera gaditano. Cacereño fue el suelo que les vio nacer pero Víctor padre, sin saber muy bien por qué, es del Cádiz y su testigo ya lo comparte su pequeño también llamado Víctor. “Aquí nos tenéis. De Cáceres, nacidos en Cáceres y del Cádiz, se lo explicamos a Jose González en Cáceres y no se lo creía”.

Vieron empatar a cero a su equipo ante el Cacereño, también ante el Badajoz. Esperan ver muy pronto una victoria y que esta sea ante el Villanueva, último destino del conjunto cadista en tierras extremeñas esta temporada y que, por supuesto, no se piensan perder.

Tristes por no haber conseguido los tres puntos pero el pequeño algo más contento. Y es que cuando acabó el encuentro recibió el regalo de una camiseta y una sudadera de su equipo favorito, el Cádiz, obsequio de los jugadores. La sonrisa seguía en su cara muchos minutos después de presenciar un partido muy feo. Pero qué más da, si jugaba su Cádiz.