La tarde no se presentaba apacible en el Ramón de Carranza. Al menos, en lo meteorológico. Las lluvias que se habían anunciado para las nueve de la noche se adelantaron y acompañaron durante casi todo el encuentro junto a las nubes grises. Del mismo color del juego del Cádiz.
Los varios miles de cadistas que se acercaron al estadio gaditano para animar a su equipo no dejaron de hacerlo a pesar de la mala imagen de los amarillos y del resultado en contra. Los más valientes se quedaron en sus asientos ataviados de paraguas o sin ellos. El resto buscaron cobijo en palcos o entre gradas.
Pero al final del choque, las críticas arreciaron. El equipo aplaudió a sus seguidores por los ánimos durante los noventa minutos pero estos le respondieron con una sonora pitada.