Eran pocos, solo 3000, en comparación a los otros 25.000 herculanos que les rodeaba. Pero la afición cadista se dejó ver, se hizo notar y, dejándose las gargantas en lo más alto del José Rico Pérez, también se dejó escuchar.
No hay nada que pudiera parar el tsunami amarillo que ayer arrasó Alicante y ni mucho menos los cadistas se amilanaron por estar en minoría, ya que si al principio la afición amarilla se dejó oír, finalmente acabó conquistando el estadio alicantino para celebrar el tan ansiado ascenso a Segunda División.