El entrenador del Cádiz tiene muy claro lo que quiere para su equipo, más allá de que su juego pueda parecer más o menos atractivo para el espectador. Por ello no tiene problemas en reconocer que “seguramente sea poco atractivo, pero nunca me ha importado. Yo soy entrenador y espectador. Cuando soy espectador me gusta divertirme con lo que veo pero cuando soy entrenador me gusta ganar. Mi profesión es mi diversión. Mi profesión es ganar partidos de fútbol y cuantos más partidos gane más crédito voy a tener. Tengo que ganar partidos y lo sé hacer a mi manera. Y eso forma parte de tu diversión, porque creo que la gente se divierte cuando su equipo gana, más allá de cómo lo haga”.

Entiende que en Cádiz se pase del blanco al negro dependiendo solo del resultado de un partido, pero cree que es algo que cada vez está afectando más al fútbol. “Es a lo que se está dirigiendo el fútbol ahora mismo, ser muy pasional. Pensar que un jugador es muy bueno y el otro muy malo, que un equipo es muy bueno y otro muy malo. Y la gente no se da cuenta de que esto es un deporte de oposición, en el que en frente hay un rival. Se para muy poco para pensar en el por qué de las cosas”.

Y esos ‘por qué’ trata de explicarlos cuando habla, aunque a veces se le considere demasiado sincero. “Creo que la mejor forma de explicar las cosas es como lo sientes, aunque desde los estamentos de prensa te dicen que no. Las cosas hay que decirlas y si las dices públicamente es un reclamo para que la gente sepa lo que piensas”

Tuvo una experiencia en Tenerife que no desea repetir y para ello cree que en esta ocasión lo está afrontando de otra manera. “Tenemos que ganar, pero disfrutando de lo que hacemos y de lo que ya hemos hecho. Hay que disfrutar, pero peleando y trabajando. Tenemos que ir a ganar cada domingo”.