Era una calurosa tarde de mayo en Cáceres la de aquel 11 de mayo de 2014. Hoy, justamente, se cumple un año de la confirmación del renacer cadista. Después de amenazas de desaparición, resultados turbios y ambientes atropellados por los remolinos que formaban la incertidumbre, en tierras extremeñas se respiró por primera vez tras aguantar la respiración en el abismo.

Un día que, para muchos cadistas, significó una página importante en los libros de sus historias amarillas. Muchas anécdotas que explotaron con una invasión de campo. El Cádiz no celebraba una Copa del Rey, ni un título de liga, ni mucho menos una Champions League. La hinchada amarilla, desplazada en masa al Príncipe Felipe, celebraba la clasificación para el playoff de ascenso a Segunda División.

A las seis de la tarde, un Cádiz formado por Ricky Alonso, Ceballos, Fran Pérez, Tena, Josete, Jon Ander Garrido (único jugador que permanece en el club), Jorge Luque, Kike López, Migue García, Airam Cabrera y Dioni, bajo las órdenes de Antonio Calderón, consiguió imponerse al Cacereño por cero goles a dos. Dioni y Kike Márquez fueron los autores de ambos goles que hacían apartar la visita del Guadalajara de manera definitiva para darle a toda una afición la oportunidad de soñar después de verle las orejas al lobo.

No consiguió superar el Cádiz a L’Hospitalet en la primera ronda de aquel playoff, pero sí sirvió aquella comunión con la afición producida sobre el cálido césped del estadio extremeño para aunar fuerzas de cara a un regreso a Segunda División que, con el paso del tiempo, se terminó logrando.