Mañana pisará el Cádiz el césped del estadio Heliodoro Rodríguez López, un estadio en el que el Cádiz ha vivido alegrías y tristezas a lo largo de su larga historia. Un terreno de juego siempre complicado para los amarillos y cualquier equipo, incluso para los locales, que en estos momentos no gozan de la regularidad y el puesto en la clasificación que gustaría a la parroquia chicharrera.

Tras ganar 1-0 a Carranza gracias a un gol de Aketxe, el cuadro gaditano visitó el estadio tinerfeño el 18 de junio del presente año con la ilusión de hacer valer su ventaja en el marcador y plantarse en la final por el ascenso. Pero no pudo ser, ya que el gol de Gaku Shibasaki se mezcló con las posiciones en la tabla clasificatoria y el Cádiz quedó eliminado.

Meses después, y en un contexto completamente diferente, el equipo de la 'Tacita de Plata' vuelve al estadio en el que dijo adiós al sueño del ascenso para, quizás, retomarlo. El escudo del Cádiz, como alguien que se reencuentra con un ser querido al llegar de un no tan largo viaje en tren, regresa al mismo andén en el que le despidió para abrazarlo de nuevo y volver a sentir que puede ser de Primera.