El Getafe CF jugó mejor y creó más peligro con diez que con once

Foto: Comunicación Cádiz CF

La lógica futbolística, esa que dicta que un equipo con superioridad numérica debe dominar a su adversario, se desvaneció en el estadio Coliseum. Tras la expulsión de Djené, el Getafe CF se sobrepuso a la adversidad, transformando la inferioridad numérica en una lección de esfuerzo y táctica que dejó en evidencia a un Cádiz CF que, lejos de aprovechar la ventaja, se vio superado en todas las facetas del juego.

Con más de 55 minutos por delante y un jugador más sobre el césped, era el momento para que el Cádiz CF impusiera su juego, para que tomara las riendas y buscara la victoria con determinación. Sin embargo, lo que se vio fue un conjunto gaditano carente de ideas, sin capacidad de reacción y con una actitud que distaba mucho de ser la de un equipo que busca mantener la categoría.

Los azulones, con diez, no solo se defendieron con orden sino que crearon más y mejores ocasiones. Fue un ejercicio de resistencia y también de ambición, aspectos en los que el Cádiz debería haber tomado nota. El conjunto local, lejos de replegarse y sufrir, se mostró incluso más peligroso en ataque que cuando contaba con su alineación completa.

Resulta preocupante y motivo de una crítica severa que el Cádiz, aun con la ventaja de un jugador, haya sido incapaz de poner en jaque a su rival. La falta de creatividad, la ausencia de liderazgo en el campo y un juego predecible fueron los elementos que definieron la actuación de un equipo que parece haber perdido el norte.

La imagen del Cádiz CF fue la de un conjunto confundido, sin un plan de juego definido y con una alarmante falta de intensidad. No se trató solo de un mal día en la oficina, sino de una muestra de que hay problemas estructurales que requieren una solución inmediata. No es solo una cuestión de táctica o técnica, sino también de actitud y ganas, cualidades que brillaron por su ausencia en este desafortunado encuentro.

El Getafe, incluso con diez, jugó como si fuera el Cádiz el que tenía un hombre menos. La gestión del partido por parte del equipo gaditano fue, en el mejor de los casos, nefasta, y en el peor, alarmante. La afición cadista merece explicaciones y, sobre todo, una reacción inmediata. No es momento para excusas, sino para que cada jugador mire hacia adentro y se pregunte si realmente dio todo lo que podía dar.

La temporada es larga y hay tiempo para rectificar, pero partidos como el de hoy no pueden volver a repetirse si el Cádiz CF aspira a mantener la categoría. La autocrítica debe ser feroz en el seno del vestuario cadista, incluso en los despachos, con el único objetivo de poder revertir esta situación que, a día de hoy, pinta un panorama sombrío.

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