Corren las aguas revueltas en el nuevo Ramón de Carranza y no sólo por la situación institucional que se vive en el seno de la entidad cadista, que está a la espera de concretar la llegada de los nuevos propietarios.

Ayer quienes estaban revueltos eran los abonados de tribuna, quienes tuvieron que hacer uso del paraguas o migrar al voladizo superior del nuevo graderío a pesar de pagar un abono con la condición de estar cubiertos por la espectacular visera del nuevo Ramón de Carranza, una 'obra de ingeniería' única que no ejerce plenamente tal función. También se vislumbraron paraguas en el palco presidencial, aunque algunos de sus ocupantes aguantaran estoicamente sin abrirlo tal y como hacen con chaparrones de otro tipo.

La ciclogénesis explosiva, o el temporal Stephanie, se dejó sentir relativamente por Cádiz en relación a las alertas meteorológicas previstas, pero durante el partido contra el Lucena CF llovió y mucho y los abonados de tribuna se mojaron como los demás, algo que podría cambiar en un futuro más bien lejano si se plasma en proyecto la promesa de la alcaldesa de Teófila Martínez de cubrir las tres gradas restantes con viseras.

Cuando eso ocurra el nuevo Ramón de Carranza quedaría completamente cubierto y la lluvia, si bien caería igual, tapará algo más a los espectadores. Pero por ahora ni hay planes de cuarta fase ni se esperan y mientras los cadistas tendrán que capear los temporales como puedan.