En la última junta general de accionistas del Cádiz CF SAD celebrada a mediados de este mes de junio, el único asunto a tratar era el de aceptar o no la propuesta del Ayuntamiento de Cádiz. Ésta consistía en el pago de 750.000 al club por parte del consistorio gaditano a cambio de que se rechazaran los derechos sobre los locales de Tribuna del Estadio Ramón de Carranza. 

En esa misma junta el accionista y ex consejero Paco Puig se levantó de su asiento antes de que se votara si aceptar o no esa propuesta para dirigirse a los allí presente y hacerle una pregunta clara y directa. “Si se vota no aceptarla ¿Quién de vosotros pondrá el dinero que hace falta para acabar la temporada?” El silencio en la sala fue esclarecedor. Nadie respondió. Ni siquiera el máximo accionista Antonio Muñoz Vera que estaba sentado justo al lado de Puig. La respuesta fue traducida por este último con un “pues ya está”.

Y el silencio continúa. Porque pasan las horas y los días para que se llegue a la fecha clave del 5 de julio, día en el que el Cádiz CF SAD o quien sea, tiene que depositar ante la RFEF un aval por valor de 200.000 euros o esa misma cantidad en metálico en una cuenta bancaria facilitada por ese mismo organismo.

Parece claro que Antonio Muñoz Vera no piensa poner ni un euro y, a tenor de las palabras de Quique Pina hoy en Diario de Cádiz, el empresario murciano tampoco. La solución solo parece tener una salida: que el Ayuntamiento pague esos 750.000 al Cádiz para que los administradores concursales den permiso para cumplir con el requisito de la RFEF. Pero para que eso ocurra el Cádiz, o lo que es lo mismo, el que sea el máximo accionista del club en ese momento, tiene que renunciar de manera escrita a los famosos derechos de los locales.

Si es Antonio Muñoz el que llegado el momento ostenta la titularidad de esas acciones, tendrá que dar un claro paso atrás y desdecirse de lo que votó en la junta general de accionistas. Un órdago que no le salió del todo bien, pues en ese día seguramente se esperaba que el equipo hubiera certificado su ascenso a Segunda, algo que no ocurría al caer derrotado ante el Castilla y que provocaba no estar en una posición predominante en el pulso con el Ayuntamiento.