En las últimas semanas se ha focalizado en la figura del presidente muchas protestas en el entorno de la afición por diversas decisiones tomadas. La última de ellas que provocó un tsunami de enfado fue la presencia de aficionados sevillistas en el último partido en casa. Fue esa y el silencio del club al respecto una de las cuestiones sobre las que se le preguntó a Manuel Vizcaíno en la comparecencia de hoy.

“He estado prudentemente callado. Se vendieron entradas antes de las decisiones sanitarias y después las que tuviera el Sevilla de protocolo. Pero vuelvo a insistir en que la culpa es mía seguro por no saber explicar. Si los aficionados creen que estamos haciendo algo mal, lo que hay que hacer es escucharlos y rectificar. Teníamos previsto antes de las medidas sanitarias, que las personas que vinieran de manera suelta estuvieran concentradas lo máximo posible”, comentaba el máximo responsable del club cadista.

Entiende el enfado por ese motivo y cualquier otro como la decisión del cese del entrenador. “La gente que proteste, que me chille, que me diga lo que me tengan que decir, pero que anime al equipo. Entiendo que se enfaden conmigo porque la culpa es mía. Me equivoco como todo el mundo y no pasa nada”.