10 años sin Don Manuel Irigoyen


El 19 de Abril de 1998 fallecía Don Manuel de Irigoyen. Hoy se cumplen 10 años. La Peña Cadista 1910 de Madrid ha querido recordarle en su web y PortalCadista.Com quiere sumarse a ese homenaje a la figura del que fue uno de los presidentes más carismático de nuestro club.

Para ello, nada mejor que volver a leer aquel artículo que le escribiera un día después de su muerte el  periodista, escritor y crítico deportivo Julián García Candau en el diario El Mundo.

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De torero a «presidente milagro» del Cádiz


JULIAN GARCIA CANDAU - 19 de Abril de 1998

Manuel de Irigoyen Roldán falleció ayer en Chiclana, a donde había ido a pasar el fin de semana, a los 65 años de edad, de un infarto de miocardio. Irigoyen, que fue banderillero en su juventud y salió bien librado de los alberos, padeció como presidente del Cádiz, cargo que ejerció durante más de un decenio, todos los sobresaltos posibles, alguno de los cuales salvó de manera torera, o sea, tomando el olivo.

El Cádiz fue el heredero del Club Mirandilla, que fue su precursor en el fútbol nacional y que ya antes de la guerra civil vestía con camiseta amarilla y pantalón azul. El mérito de Irigoyen fue transformar al Cádiz en un equipo de Primera División, categoría que ostentó bajo su mandato durante nueve temporadas consecutivas.

Irigoyen fue, en el fútbol, el tercer torero de la terna. Por delante, en la historia balompédica, tuvo a Ignacio Sánchez Mejías, que presidió el Betis durante la República e hizo los grandes fichajes que posibilitaron su única conquista del título de Liga, alegría de la que no pudo disfrutar porque ya había muerto, «a las cinco en punto de la tarde», a consecuencia de la cornada de Granadino. El segundo, Guillermo Cañedo, fue vicepresidente de la FIFA y hombre fuerte de la televisión mexicana Televisa, pero antes de llegar a estos puestos tan relevantes fue novillero de cierto éxito en su país.

Irigoyen se quedó en banderillero, pero fue un hombre ahorrador y tras las actividades taurinas se dedicó a la construcción.

El presidente gaditano hizo el milagro de mantener a su equipo en Primera División, en contra de todos los pronósticos, a pesar de su modesta economía. Nunca se arredró ante las adversidades y a cada problema le buscó una solución. Una de ellas, la más original y sorprendente, fue inventar una liguilla final, no prevista al principio de la competición, en la temporada en la que el fútbol imitó al baloncesto con los llamados playoffs y con ello salvó a su equipo que hubiera debido descender automáticamente.

Irigoyen logró que el Ayuntamiento de Cádiz remodelara y ampliara el estadio Ramón de Carranza en donde mantuvo contra viento y marea el trofeo de este nombre y, aunque presidente de un club modesto, supo estar cerca del poder y fue miembro de la directiva de la Federación Española durante los mandatos de Porta y Roca.

En una de la temporadas de mayor apuro para salvar al Cádiz logró lo más difícil; que no descendiera su equipo y lo hiciera un grande, el Valencia. En el partido decisivo el Betis tuvo prima por empatar, no por ganar, en el Carranza y ése fue el resultado. El Betis disputó ese año el Trofeo Ramón de Carranza.

Irigoyen tenía un modo taurino de ver a los jugadores a quienes quería fichar. Por una parte contrataba a quienes echaban valor y dedicación al oficio y por otra, procuraba tener algún artista que, aunque diera el mitin de vez en cuando, lograra encandilar a la afición. Este fue el caso de Mágico González, un salvadoreño al que en una ocasión tuvo que ir a buscar a la selva, para que en Cádiz siguiera disfrutando del favor del público porque lo consideraba un jugador con arte.

Irigoyen dejó de presidir el Cádiz cuando nacieron las sociedades anónimas. Fue un buen dirigente y un hombre que ganó simpatías para sí y para su club.

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