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La Crónica Daltónica (desde otro color):
Cádiz 0 - Villarreal B 0
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19.03.2010 |
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Como dijo Plinio el Viejo, “Malum nullum est sine aliquo bono”, que, como todo el mundo sabe, significa: ¡Es malo, es nulo, pero le gusta escuchar a Bono!
Rendía visita a Carranza el Villarreal be, equipo que, probablemente sea el mejor filial de la categoría, teniendo en cuenta que es el único.
La semana venía marcada por el septuagésimo noveno aniversario de la segunda República. Tal vez por ello o por la corona del escudo, vaya usted a saber, los jugadores del Cádiz decidieron realizar un homenaje al Rey y fueron incapaces de marcarle un gol a Juan Carlos, que, paradojas del destino, iba de rojo.
El Cádiz saltó al terreno de juego con la novedad de un inmaculado Dani Míguélez en la portería, cosa que sirvió para que Casilla no encajara ningún gol en este partido. También jugó Caballero por banda izquierda de inicio. Se ve que Espárrago está intentando buscar un equipo tipo pero el tipo no da con el equipo o el equipo no da el tipo, que todo puede ser.
El submarino amarillo le plantó cara al batiscafo amarillo, que hoy actuó de riguroso luto en homenaje a la temporada que está haciendo su homónimo cadista. Fruto de la intensidad local, por momentos se desarrollaba el juego cadista con ron con limón, whiskey con cola y vodka con naranja, o sea, buenas combinaciones.
Justo a la media hora –más o menos a los treinta minutos- Ogbeche tuvo una oportunidad muy clara…. de pasarle la pelota a Enrique o a Toedtli que estaban mejor posicionados pero el nigeriano no los vio –qué casualidad- y remató a lo Juan Palomo. No pasa nada, si el Betis tiene a Emaná nosotros tenemos a Emanems porque para mí que Bartolo está harto de chocolatinas y por eso se le ve tan lento y pesado.
No obstante lo cual, seis minutos más tarde el de Ogoja se acongoja y está vez sí que se interna por la derecha y pasa a Cristian-no Ronaldo que remata fuerte a portería para que despeje in extremis la defensa bajo palo (uno, el larguero). El bravo lateral cadista cuajó un gran partido y demostró que es un futbolista de Nintendo DS (más pequeñito que los de Play Station).
De ahí al descanso el juego se volvió más tosco que una telera de pan moreno y sobraron brusquedades por ambos bandos.
La segunda parte comenzó con un Cádiz más rezagado a la espera de asestar el golpe definitivo al buen equipo de la Plana Baja, como mi ex Mari Loli.
En el minuto sesenta Espárrago dio entrada al goleador del mercado de invierno Jonathan Ramis, ese que Peguero había visto unas cuantas veces. No me ando por las ramas si digo que Ramis anduvo romo, aunque me digan que así no remo. La joven promesa uruguaya fue presa fácil cuando la maldición de Jordao planeó por Carranza.
Una conjunción planetaria provocó un acontecimiento histórico como es el fallo en cadena de dos futbolistas del Cádiz en la misma jugada: un buen pase al hueco de Caballero –que realizó un magnífico encuentro- dejó en un mano a pie a Enriquinho –muy adobado- pero al de Azuaga se le hizo el campo como el de Oliver y Benji y llegó cansado y no pudo batir a Juan Carlos que despeja con el pie, el balón cae a los idem de Ramis quien, a pesar de su juventud, evoca el partido de España contra Brasil en el mundial 78 de Argentina, realizando a la perfección la Cardeñosinha.
Minutos más tardes vuelve a tener su oportunidad el goleador uruguayo en otro pase de Caballero, que lo deja solo ante el portero pero, incomprensiblemente, decide quebrarlo, se escora como el barco de la expo noventa y dos y el “curro” al caraho.
Pero, no se vayan todavía, aún hay más, por tercera vez consecutiva el ¡hombre, un gol! del mercado de invierno recibe un pase de Caballero en el punto de penalti y realiza uno de los mejores ensayos que se recuerdan en Carranza desde los tiempos de Miguel “patada a seguir” García. La gente esperaba más de él. “Sí, yo también esperaba que hubiera alguna melé con introducción, para introducirme después de estos tres fallos y no salir en dos meses, pero no hubo forma” declaró compungido a los medios.
Está claro que no fue su tarde. Incluso en la ducha se equivocó y abrió el grifo del agua fría cuando quiso abrir la caliente.
En el minuto ochenta y nueve es el equipo castellonense el que tiene su chance en una jugada de Hernán Pérez pero Dani Miguélez realiza una gran parada.
En tiempo de descuento es Enrique quien en postura más forzada de la normal remata de cabeza un centro medido en el área pequeña saliendo el balón a escasos ocho metros del larguero.
Vespino Zamorano alargó el partido cinco minutos y viendo que aunque jugaran hasta las diez de la noche el Cádiz no iba a marcar dio por concluido el encuentro.
Siendo optimistas, hay que decir que el planteamiento del partido fue excelente, que Dani Miguélez debutó dejando su puerta a cero ante el equipo más goleador, que Carlos Caballero estuvo más activo que la niña del exorcista y que Jonathan Ramis no puede volver a fallar tantas ocasiones tan claras, aunque sea por estadística. Aunque, claro, como dice el maestro Saramago, un pesimista es un optimista bien informado.
En siete días tenemos la segunda de las finales en Carranza. A por los tres puntos contra el Girona, aunque eso resulte más difícil que montar a la primera una librería del Ikea, ¿Qué no? Al tiempo.
En fin, que habrá que tener fe en las palabras de Plinio, porque seguro que “no hay ningún mal que no tenga algún bien”. ¿Y eso qué tiene que ver con Bono? Y yo qué sé, me estaré volviendo viejo. With or without you… tienen mis males remedio.
Abrazos cadistas.
José Manuel Ramos «Pichili»