Pina, el deseado

06.07.2011

Fumata blanca… o amarilla. Quique Pina se hace cargo de la gestión deportiva o, como expone el comunicado publicado por la directiva, “el Cádiz ha firmado un contrato de servicios con una entidad gestora al frente de la cual se encuentra el Sr. Enrique Pina, a la que se encomendará que asuma determinadas competencias en materia de negociación respecto a la gestión deportiva del club”. Sublime. Ni Groucho Marx lo hubiese mejorado.

Como si se tratara de un victorioso general romano montado en una cuádriga dorada portada por cuatro corceles blancos, Pina entra en Cádiz para aposentar sus ejércitos en el estadio Ramón de Carranza. No lo hace portando el estandarte con el escudo del Granada ni el del Udinese. Ni siquiera el de Capricho Andaluz. Pina es un empresario puro y no trabaja más que para sí mismo, pero su empresa presta servicios a otras empresas, como el Granada, el Udinese y, ahora, el Cádiz. La posibilidad de subcontratar la gestión deportiva de un club es otra aberración del fútbol moderno pero es lo que hay, ni lo hemos inventado nosotros ni creo que a estas alturas lo podamos cambiar. Bienvenidos al mercantilismo puro y duro del fútbol.

Quique Pina tampoco viene engañado ni será ninguna marioneta. Si entra en el Cádiz es porque pretende algo a cambio, que puede ser desde dinero hasta una opción preferente de compra sobre un club que sigue teniendo mucho potencial. El murciano es muy listo y ahora mismo goza de un prestigio en el fútbol español que ni por asomo lo tiene Antonio Muñoz. Es una de las personas que más pronto y mejor ha entendido este deporte tras la irrupción de las nefastas S.A.D. Gracias a él nos enteramos de que los clubes se podían comprar, vender y deslocalizar, pero también supimos que la pelota no entra por azar en la portería rival y que la profesionalidad y la seriedad en la gestión deportiva suelen traer buenos resultados. Prueba de ello fueron los cuatro ascensos del Ciudad de Murcia en cinco años. Casualmente, o no, ha sido llegar a Granada y repetirse la dinámica de ascensos: de Segunda B a Primera en sólo dos años para un club que en las veinte temporadas anteriores sólo había conocido ascensos desde Tercera. Esto no significa que ya tengamos que irnos a la fuente a celebrar el retorno a la LFP. Ni siquiera la veo como la mejor opción pero al menos consuela saber que la gestión deportiva del Cádiz por fin está en manos de un profesional solvente y con amplia experiencia. Ahora, a ver si le dejan trabajar.

Antonio del Hoyo