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Dani Miguélez |
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16.01.2012 |
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El pasado 8 de Enero, nos visitaban varios jugadores del Poli Ejido que tenían como nexo común haber pertenecido a la entidad de amarillo y azul. Pero uno de ellos destacaba y no precisamente por haber dejado un buen recuerdo: Dani Miguelez.
Cuando antes de llegar a la Tacita de Plata, la editorial Línea 6 le puso un micro por delante, este futbolista no dejó pasar la oportunidad. Arremetió contra José González, afirmando que “debería contar más con la cantera”.
Teniendo en cuenta que, a pesar de ser unas declaraciones por las que tampoco nadie debe rasgarse las vestiduras, y que otros han dicho lo mismo con anterioridad, y a pesar de que sea Dani Miguelez, precisamente, el que más oportunidades ha tenido…
… teniendo todo eso en cuenta, es que llueve sobre mojado. Y es que la grandiosa oportunidad de callarse que le habían brindado, como siempre, la había desperdiciado.
Y es que este ¿cadista? Ha fallado en lo mínimo que se le exige a un futbolista de la cantera: Que sea cadista. Y en varias de sus actitudes se demuestra su enorme fracaso, a saber…
Renueva por el Cádiz, exigiendo un sueldo impropio para un futbolista de Segunda B, e impropio para él teniendo en cuenta su dudosa calidad. Para poner la guinda, exige igualmente una cláusula de libertad en caso de que el club no ascienda al primer intento, supongo que para tener vía libre y fichar por un club de superior categoría.
Cuando se lesiona, lucha por recuperarse lo antes posible. Hasta ahí muy bien mirado, ya que resulta encomiable… de no ser porque, debido a ello, el Cádiz se queda sin poder fichar un portero. Dani no deja la ficha libre, entre otras cosas porque ve que si no juega, no habrá ofertas… y el Cádiz podía no ascender, por lo que su suculento contrato corría peligro. Y el club se tiene que fastidiar jugando varios meses con un solo portero de la primera plantilla.
Y para rematar la faenita de este ¿señor?, cuando está recuperado, manda varios “mensajitos” a través de la prensa, de que una vez recuperado ya puede jugar “y que si no lo hace no es por su culpa, sino por decisión técnica”. Pues nos ha fastidiado el muchacho, pues claro que es por eso. Ahora, por capricho y obra de Dani Miguelez, teníamos que relevar a Álvaro Campos de la portería. Porque yo lo valgo.
Si unimos estas actitudes, legales y buscando su futuro y beneficio, pero perjudiciales para el club que lo vio crecer como futbolista, con sus declaraciones fuera de tono, enfrentamientos con la grada y actuaciones más propias de un portero inexperto y temerario, tenemos un cocktel explosivo que acabó con el divorcio entre la grada y el jugador. Y es que una cosa es no conectar con la grada, y otra cosa muy distinta es desconectar con la grada. Esta desconexión, o divorcio, como quieran ustedes, se hizo patente una vez más este pasado 8 de Enero. Y es que la grada no olvida a este pseudo-profesional que solo pensaba en él, en sus salidas de tono y en su ineficacia bajo palos.
Pero nos visitaba como rival. Su oportunidad de, si bien no congraciarse con la grada, al menos de demostrar un señorío frente a la que fue su afición. Nada de nada. Declaraciones que no venían al caso, actuación memorablemente mala (véase el tercer gol cadista) y pique con el público que, tras la portería, le recriminaban cosas. Ni por prudencia ha podido callarse, y es que cuando un señor no es digno de llamarse como tal, las cosas salen asi.
Habrá quien sintiese pena de que un ex jugador cadista saliera insultado y menospreciado del Ramón de Carranza, incluso en su regreso con otro equipo. Pero antes de secarse las lágrimas, bien conviene recordar que, en este caso, el propio jugador se ha ganado a pulso la repulsa de su propia afición, que sus declaraciones, enfrentamientos, egoísmo y actitud poco profesional, trajeron al Cádiz muchos quebraderos de cabeza, sin mencionar la ficha que pretendía en un club en crisis y con la Ley Concursal encima.
Pero que nadie se llame a engaño. Su divorcio con la grada, su desconexión, su actitud para con el club y la afición, terminaron de sentenciarle. Lo demás es opinable, como todo en esta vida. Decía también el propio Dani: “No pude ser profeta en mi tierra”. ¿No pudiste, o no quisiste?.
Miguel Daniel Vila