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La Crónica Daltónica (desde otro color):
Cádiz 0 - Real Jaén 0 |
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16.01.2012 |
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Como dijo el Cometa Halley aquella lluviosa mañana del 15 enero del año 830 d.c. cuando se cruzó peligrosamente con el Cometa Hale-Boop a menos de treinta y cinco mil kilómetros de la Tierra para acojone de Ilhuitemoc IV que, absorto, ojeaba plácidamente el nuevo calendario Maya-Pirelli de ese año, “aerolitos somos y en el hiperespacio nos encontraremos”.
Rendía visita al Nuevo Estadio Ramón de Carranza con el ayuntamiento de Cádiz sin… una forma civilizada de vender entradas para un espectáculo que ha provocado otro espectáculo bochornoso digno de entrar en el Libro de los Records de los Amigos del Guiness en la modalidad de concejales chapuceros y pelotillas, sección torpecillos a perpetuidad… el Real Jaén.
El partido se adelantó al sábado no porque el miércoles hubiera champions ni copa el Rey, sino para no coincidir con la erizada ni la ostionada, que se jugaban al día siguiente (por hoy, ayer si lo lees el lunes o ayer, por antes de ayer si lo lees el martes, o hace un par de días o más, según cuando lo leas).
El técnico cadista premió el gran partido que realizaron sus pupilos contra el Poli Ejido sacando a los mismos once prendas de titulares. La primera parte no fue, para variar, bonita de ver. Un Cádiz más lento que la obra del segundo puente no sorprendía a un Real Jaén que, con la consigna de estar muy ordenado atrás y saliendo a la contra, daba por bueno el empate a cero desde que salieron de la capital del santo reino.
La única ocasión clara en la primera mitad la tuvo precisamente el equipo visitante por medio de Fabios que remató de cabeza un perfecto centro al que respondió Aulestia con un paradón de categoría internacional grecorromana. Bueno, realmente, el bravo guardameta vasco respondió con un paradón y con un “me v´’i a cagá en tó lo que se menea, la ostia, no dejarles rematar solo ya, joder”.
Dioni tuvo oportunidad para lograr su sexto gol consecutivo pero marró una clara ocasión en un buen pase de Juanjo cuando toda la grada cantaba ya el gooouy, pasando a la historia por ser uno de los ochocientos cincuenta y cuatro mil seiscientos cuarenta y ocho futbolistas que consiguen marcar en cinco partidos consecutivos (fuente: la de las Puertas de Tierra).
Así las cosas, el Real Jaén se encontraba más cómodo que los nonainos que llevaron el sofá a la cola de las entradas del Falla. Y entre que el Cádiz no iba y el Jaén que no venía el resto de la primera parte transcurrió entre bostezo y bostezo.
En la segunda parte el Cádiz salió como con otro espíritu, como con otras ideas, como con más ganas, como más motivado, vamos, como nunca, pero enseguida volvió a la insoportable levedad a la que nos tiene acostumbrado.
En este segundo periodo pudimos comprobar que los jugadores del Real Jaén, o no habían desayunado bien, o el autobús tenía puesta la calefacción muy alta, o les había sentado mal la comida o algo, porque a las primeras de cambio se caían con fatiga, o se les subían los mellizos, o tropezaban con su amigo invisible y se quedaban tirados un rato, o directamente perdían tiempo. Vamos, las típicas triquiñuelas de equipo inferior, no sé si me explico… a ver, como las cosas que hace el Madrid cuando juega contra el Barça.
Durante los segundos cincuenta minutos el Cádiz tuvo varias ocasiones pero los delanteros estuvieron más desafortunados que Remedios Cervantes atrapando un millón y las oportunidades cadistas se diluyeron como lágrimas en la lluvia. Oh, qué poético.
En esta ocasión los cambios no dieron el resultado esperado y el conjunto cadista, con menos ideas que el escultor del pájaro-jaula, no supo cómo romper las ordenadas líneas del equipo jienense, por lo que las gafas no se movieron del marcador.
Lamentar la lesión de Juanjo que sufrió una rotura fibrilar al intentar alcanzar el balón en una jugada dentro del área. Lógico, un delantero al que hacen jugar a cuarenta metros de la portería, cuando llega –echo polvo- a los 5,5 m. del área chica la criatura le pasa lo que a Santa Teresa, que no se encuentra, que no se ubica, que vive sin vivir en él.
Total, que fin del partido. Ninguno de los 6885 aficionados que acudieron a Carranza fue luego a la Pestiñada. Lógico, teniendo en cuenta el gran pestiñazo que se acababan de tragar.
En ningún momento dio sensación de que Carranza fuera el estadio del líder de la categoría y sí del Lidl de la categoría, en el que con poquito que llegues algo te llevas, aunque no te sirva para nada.
Está claro que en lo que resta de temporada el Cádiz va a encontrarse con sólidos aerolitos en el camino como el que ha supuesto el Real Jaén. Habrá que aprender a esquivarlos con algo más que lo que en este partido puso el equipo amarillo sobre el verde tapete, o estaremos más perdidos que Ilhuitemoc y su gente. ¿La clave?, hace muchos años los viernes por la noche en la segunda cadena.
A por el Ceuta. Abrazos cadistas.
José Manuel Ramos «Pichili»