Decía un irónico Mourinho, en esta misma temporada, que las victorias tienen muchos padres, pero la derrota solo tiene uno. Y que ese uno suele ser el entrenador. Y no puedo estar más en contra de ese comentario, ya que considero que la derrota tiene muchos factores, tales que la suerte (si, si, no me miren así, la buena o mala suerte, anda que no), la condición física, el estado del césped, el nivel del contrario… aspectos que muchos interesados venden como pretextos del fútbol, tópicos descarados, pero que existen, y vaya si existen.

Pero el caso de José González parece diferente, y desafía, en gran parte, lo que he expuesto en el párrafo de arriba. Y es que las decisiones del técnico gaditano son, cuanto menos, cuestionables.

En el caso de cualquiera, y por supuesto yo mismo, nos surgen dudas cuando opinamos en una dirección y nadie más está de acuerdo. Cuando tu opinión solo es una más de las muchas que indican la misma cosa, empiezas a creer que llevas la razón. No significa que la lleves seguro, pero al menos te otorga una posición más avanzada.

Lo de José es para analizar. Al iniciarse la temporada comenté que el banquillo cadista se había quedado corto, que la ambición de nuestro entrenador no era suficiente para este equipo y que l aplantilla le venía muy grande en calidad. El esquema y forma de juego de José tiende a eclipsar en parte a los “jugones”, a los creativos, a los artistas. El líder no da la solidez en juego que se espera de él, y lo peor, es que jornada tras jornada, muestra mayor debilidad en ese aspecto, y ya se sabe, que tu debilidad es la fortaleza de tu enemigo.

Que el Cádiz solo lleve tres derrotas y las tres hayan sido fuera de casa no es una casualidad. En ocasiones, como contra La Unión, donde solo la victoria nos valía, salir solo con Dioni en punta (y no es un punta puro) y sin delanteros natos, y encima retrasados en posición, no solo otorga una ventaja de salida al rival, sino que envía un mensaje de “cagómetro” a la plantilla, que no es la primera vez que se produce. A José le salva la enorme calidad de esta plantilla, que puede resolver partidos en destellos individuales.

Tiene mayor delito el hecho de que el partido contra el Lucena se produjese en las circunstancias que lo hizo. Y es que le hacía falta ganar por 4 goles de diferencia para remontarle el “goal-average” al segunda clasificado. El Cádiz salió al ataque, apostando decididamente por los “jugones”, por la presión, por el talento, por la casta y la fuerza… a arrinconar al rival en el Carranza. Y salió bien. Si lo hizo ese dia… ¿se puede saber por qué no lo hace en más ocasiones?. Ya ha demostrado que si quiere, puede. Entonces “que pasa? ¿Es que no quiere?.

Esta misma forma de pensar, ya nos costó la derrota y la eliminación en Miranda de Ebro, y teniendo en cuenta que el Mirandés vuelve a estar clasificado, y parece que como primero, cuidado, que las historias tienden a repetirse. Eso si el Cádiz queda primero, ya que a José González, los “sprint” final no le sientan nada bien, o si no, repasen sus experiencias, ya no solo en el Cádiz, sino en sus otras aventuras lejos del Carranza.

Aun hay quien se enfrenta a mí por pensar así de José González. Incluso alguno me dice que me lo recordará si al final ascendemos. Pues puede que ascendamos, ¿por qué no?. Yo no he dicho que no podamos ascender. Pero en caso de no hacerlo, si ello ocurre por errores tácticos como el de este fin de semana en La Unión, o los múltiples empates (algunos afortunados) cosechados esta temporada por el mismo motivo, entonces si haré buena esa frase de Mourinho “la derrota solo tiene un padre”. Y es que José solo envía mensajes a la plantilla, al terreno de juego, y por ende, a la grada, de equipo menor, demasiado prudente, con un “cagómetro” elevado, regalando al rival primeras partes completas, dándole fortaleza y campo al rival… y ya sabemos cómo se paga eso en “Play-Offs”.

Ojalá una vez más, no sería la primera, me tenga que comer el artículo, no porque no lleve la razón en lo que he expuesto, sino porque el Cádiz ascienda. Y ya se sabe, si asciende, todo lo ocurrido, los motivos, los pormenores… ya no importarán. Pero si no ascendemos, entonces sí que lamentaremos todo esto. Y es que el que avisa no es traidor, y José ya nos ha avisado bastante por donde van su filosofía y su forma de ver el fútbol.

José, tu suerte es la nuestra, pero la suerte se busca, no se espera en tu campo…

Miguel Daniel Vila

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