Primero, porque salió a la luz el Cádiz inoperante, con escaso juego y muy fallón, cosa que aprovechó muy bien el Castellón.

Segundo, porque enfrente estaba el Castellón, con un equipo que fue el que puso la ilusión del partido, tuvo la suerte de cara y contaba con el portero Oliva que se mostró muy acertado durante todo el partido, al contrario que el linier de la banda de preferencia con el Cádiz.

Tercero, porque el Cádiz ha notado la baja de dos grandes piezas como Raúl López y Abel en relación con el partido anterior. Pero bueno, se jugó con los mejores para ganar el partido, tal y como comentó José González el pasado viernes.
 
Creo que antes que señalar con un dedo hacia el trío arbitral, también se pueden analizar como culpables de la derrota a las tres razones que he expuesto.

Confío en que no se eche de menos ni a Paz, ni a Lobos, ni a Raúl López, ya que el ascenso aún es posible, pero la cuesta cada vez se hace más empinada y desde la grada nos damos cuenta de que el handicap es cada vez mayor para que el Cádiz alcance uno de los tres primeros puestos que nos deben llevar a la Primera División, objetivo marcado por el Cádiz a principios de temporada, y refrendado después.