Yoni Weiss/PortalCadista.com
De nuevo el balón amarillo nos vuelve a dar otra alegría y ya van dos consecutivas. La expedición amarilla traerá el portaequipajes del autobús lleno de quesos de la tierra y con tres puntos más en el casillero que a este paso “SI” recorta diferencias con los de arriba y se despega un poco más de la zona de nervios, esa zona donde cuando merodeas te suele salir todo al revés. Recordemos que en estas mismas circunstancias de partido hace dos semanas mordimos el polvo en el tiempo de descuento.
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Se puede decir que el Cádiz, sin hacer ningún partido de relumbrón, ha manejado los tiempos a la perfección a lo largo del partido. Al principio del partido ha sabido contener las acometidas del equipo manchego. Es lógico que el rival jugando en casa te someta con el ímpetu de los primeros minutos, pero el equipo ha mantenido bien juntas las líneas dejando que la primera parte se agotara sin incidencias e incluso sin tarjetas, lo que dice muy mucho de lo insulso del fútbol que han podido presenciar los asistentes al Carlos Belmonte, por cierto, sin éxito en la banderada.
Calderón mandó a estirar un poco las líneas en la segunda mitad, pero sin alardes, con la única intención de no ir metiendo pasos atrás y de paso buscar alguna ocasión para buscar la eficacia que no se buscó en otros desplazamientos. Y lo consiguió. Primero fue Enrique el que tuvo todo a su favor para anotar, y luego la falta en costado del área que hacía que Lucas Lobos nos hiciera vivir un gol que no veíamos desde que el Cádiz perdiera en Carranza ante Osasuna, en primera división, ya ha llovido a pesar de la sequía y el cambio climático. A partir de ahí, nadar y guardar la ropa. El lógico paso atrás por la presión del equipo rival y a sufrir lo mínimo, eso si, con cabeza y utilizando las contras para descargar y para intentar apuntillar.
En lo referente al análisis técnico, al que semana tras semana está sometido Antonio Calderón, tengo que decir que de entrada me gustó que mantuviera el mismo once que tras la victoria ante el Jerez. Y es que yo veo coherencia en mantener una alineación que ha dado buen resultado. El dicho de “lo que está bien no se toca” se ha cumplido esta vez, y con resultado óptimo. No hemos encajado goles y el rival apenas ha tenido dos ocasiones de gol. Todo era cuestión de confianza, y Antonio se la sabe dar a los hombres que cumplieron la pasada semana y que estos se la han devuelto con otra victoria.
Mañana reunión del consejo para decidir si continua Antonio Calderón al frente del equipo ya con los galones de entrenador oficial del primer equipo o si por el contrario se le dá el mando a otro entrenador más contrastado. Creo que bien haría el consejo en seguir la misma actitud que ha tenido Calderón para con sus jugadores. Si el Mr. ha predicado con la bandera de la confianza hacia los jugadores que han sabido sacar al equipo de la depresión, se merecería el mismo trato por parte de los regentes cadistas y otorgarle la confianza que se ha ganado con su trabajo.
Por si alguien pudiera entender mi discurso como “oportunista” o “resultadista”, solo tengo que aclarar que yo apoyaré al entrenador del Cádiz que intente ir a por los tres puntos en cada partido. Lo de Elche no me gustó, y lo dije. Aunque el Cádiz hubiese conseguido el empate en terreno ilicitano, yo no hubiera perdonado que mi equipo no fuera capaz de crear ni una sola ocasión de gol. Insisto que en esta Liga, si quieres ser algo tienes que sumar 3 ó 0. El empate no te soluciona nada, ni te acerca a nada.
Afortunadamente el balón amarillo sigue su racha positiva para el Cádiz desde que se instaurara. Es nuestro principal aliado. Que siga.