Dirección Deportiva
Cuando a uno le dan diez euros para que realice la compra semanal, por mucho que los estire jamás podrá comer jamón y marisco. Un buen comprador comparará precios en uno y otro sitio antes de decidirse a adquirir algo y al final llenará su cesta con productos de la máxima calidad posible para su economía, pero sin ningún tipo de lujos. De esta forma, podrá sobrevivir, aunque no crecerá ni mejorará su salud, simplemente, sobrevivirá.
Esa misma historia se puede aplicar al trabajo de la dirección deportiva de un equipo de fútbol. Por muchos conocimientos, contactos y sabiduría futbolística que se tengan, si la dirección deportiva de un equipo no tiene dinero no puede comprar lo que desea. Por ello, su trabajo se complica y debe conciliar su presupuesto con los gustos del entrenador, viéndose obligado a elegir siempre no la mejor opción, sino la mejor entre las más baratas. Y eso no es nada fácil en Segunda División. Si se equivoca el que trabaja con cheques en blanco y ficha a
Drenthes,
Fauberts y
Van der Vaarts, ¿cómo no va a equivocarse quien tiene que mirar con lupa cada gasto a realizar? Pues bien, aún con esas dificultades, el Cádiz reunió la pasada campaña una plantilla que se paseó en Segunda División B y consiguió volver a la ansiada Liga Adelante.
Foto: PortalCadista.com |
Ahora, ya en Segunda, el equipo ha mejorado su nivel. No se trata de una mejoría como para estar entre los primeros, pero sí para no pasar ningún tipo de problemas en la parte baja de la clasificación, algo que, a fin de cuentas, es el objetivo marcado públicamente por la directiva, la única responsable a la hora de pedir cuentas si las cosas no salen como se esperaba. Los jugadores están dando todo lo que pueden, ya pasaron las malas épocas de tipos como Benjamín o el Nano malo.
Por su parte, el entrenador, con sus virtudes y defectos, es quien sacó al equipo del pozo al primer intento y algunos, esos mismos que ahora son los primeros en criticar, querían poco menos que santificarlo en nombre del cadismo. Ante el Cartagena se oyeron los primeros pitos y cánticos contra el palco que se recuerdan en mucho tiempo. Protestas contra un palco donde se ubican los verdaderos responsables de la confección de la plantilla amarilla, esos que dan diez euros para hacer la compra de la semana.
Álvaro Geneiro
Información Cádiz
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