La Crónica Daltónica (desde otro color): Cádiz 0 - Nástic 1
“Ay de mí, me he cagado encima, eso creo”. Tranquilos, no es que esté sufriendo el virus ese de veinticuatro horas que está pasando medio Cádiz. Como todo el mundo sabe, son las famosas últimas palabras del emperador Claudio después de haber sido envenenado por, probablemente, su esposa Agripina. O eso, al menos, es lo que dijo que dijo el graciosillo de Séneca.
Rendía visita a Carranza el Nastic de Tarragona justo el día que rendía visita a mi casa mi cuñado Jordi que, como su propio nombre indica, es catalán. Me comentó que le hacía ilusión desayunar churros en La Marina y así, de paso, ver la plaza que le habían dicho que había quedado muy bonita. Dicho y hecho. A la hora de pagar no dudé en adelantarme. “Escolta, noi, ya que estamos en el centro, me hace molt ilusión comer en El Faro”. Pues nada, a San Félix. Nos, de natural prudente, me pedí una tosta de boquerones y anchoas y una tapita de albondiguitas, todo muy frugal. Pero el Jordi venga paté de cabracho, venga pescao de piera, venga tortillas de camarones, ahora que si frito gaditano, que si almejas del ojo, ahora que si una pata de cordero… Después de un pantagruélico almuerzo y harto de esperar -iluso de mí- a que pidiera la cuenta me dispuse a pagar sin que el nota hiciera siquiera el alemán (hail hitler) de sacar la de Ubrique. Bueno, Jordi, ya nos vemos si acaso, que se me hace tarde para el fútbol. ¿Qué? ¿Que te vienes? Pero si a ti el Cádiz como que no… Bueno, vale, pues vente. En la cola para sacar la entrada estuve haciendo un rato el paripé disimulando y saludando hasta a gente que no conocía, pero justo en el momento en que la taquillera le daba la entrada… “¡la mare de déu quan era xiqueta! se me olvidó la cartera en la guantera del coche, nen ¿No te importa?” Pero si te has venido en avión. “Ya ves, hasta ahora no la había echado en falta, tú”. Total, que tuve que pagarle también el partido. No sé porqué, pero presentía que iba a ser una tarde inolvidable.
Javi Gracia, con un equipo plagado de bajas y de bajos, tuvo que hacer modificaciones en su esquema habitual. Así, de entrada sorprendió con tres laterales izquierdos y dos centrales diestros, que guardaban la portería defendida por Casi-Casillas, que no tuvo su tarde. En el centro del campo colocó a los inamovibles Ormazábal, que no tuvo su tarde, y Jon Erice, que no tuvo su tarde. En banda derecha colocó a López Silva, que solo sabe jugar por la izquierda. Para la delantera decidió echar mano de la cantera dando entrada a Tristán y Toedtli.
De inicio se vio al Nastic como al árbol del Mora, bien plantado, dándole la posesión del balón al Cádiz, que estaba como el pianista de Casablanca, tocándola otra vez, con menos sentido que sensibilidad. Los tímidos ataques cadistas morían en la orilla del área del Nastic que, muy ordenadito en sus líneas, no pasaba ningún apuro, como el que yo pasé cuando mi cuñado Jordi le quitó el paquete de pipas, sin que se diera cuenta, al niño de la fila de delante, que había entrado con su padre de balde y que lloraba desconsolado buscando las pipas en ídem.
Total, que entre que tú no quieres y que yo no voy, durante la primera parte lo único que pasaba eran los minutos. “Esto tiene pinta de un cero a cero, nen, vete a por unos refrescos”. Podemos decir que el equipo de Ferrando no tenía el balón pero tenía el control y el de Gracia era más de durex. Y claro, con lo que hay, dura lo que dura y se va desinflando poco a poco. En una pérdida absurda de balón de Ormazábal, el Nastic monta la contra y Moran aprovecha para marcar mientras el portero y la defensa cadista entonan a coro la famosa cantata en la mayor opus 45 “Ma qui cosa fae, santa la madonna” de la ópera “Il Defenssi piu desgraziato” de Giuseppe Molto Verdi Per la Categoria.
Fernando Moran tuvo un bonito detalle y no celebró (por fuera) el gol conseguido por respeto a la afición. Pues mejor no haberlo marcado, cojones.
Los de la Imperial Tarraco pudieron irse al descanso con un marcador más amplio en una ocasión de Campano.
Durante el descanso estuvimos comprobando la lista de los cien de los cien, que no se refiere a los centrales que va a fichar el Señor Pejiguero hasta dar con una pareja en condiciones, sino a los socios más antiguos. Por extraño que parezca, entre ellos no hay nadie de la directiva.
La segunda parte comienza con la consabida absurda expulsión de un futbolista del Cádiz. Esta vez le tocó el turno a Erice, que declaró compungido a los medios “total, para lo que hacemos últimamente los medio-centros, tampoco se va a notar mucho”. Ea, a jugar con diez, como siempre.
Foto: portalcadista.com |
Así las cosas, Javi Gracia quiso compensar el equipo y dio entrada a tres futbolistas de corte indefinido pues no termino de saber si son medio-centro, media-punta o medio-qué pero si me dio miedo de ver que ante lo aburrido que estaba el partido, Casi-casillas le ponía morbo y fallaba clamorosamente en un saque echándosela a los pies de Roberto para que éste se plantara solo y lo probara en un mano a mano. Gracias a Dios, el delantero bermellón no acertó.
Al final, el Cádiz se fue en pos del empate con más corazón que cabeza. Gracia colocó a Mansilla de Alexanco y pudo empatar el bravo central cadista pero su disparo lo embarcó en el segundo anfiteatro, justo a medio metro de mi cuñado Jordi que, en impresionante y ágil estirada a dos manos, se hizo con el esférico. “¡ostia, tú, me lo quedo de recuerdo! ¡Moltes gràcies!”
El Nastic, dejó morir el partido efectuando los cambios de rigor. En uno de ellos, Moran, un futbolista que estuvo aquí dos temporadas tocándose… los platillos de la batería, fue despedido con una gran ovación por parte del respetable, que engrandecía con este gesto nuestra bien ganada fama de carajotes. Perdón, quise decir de caballeros
Los últimos minutos, la hastiada parroquia cadista los dedicó a gritar consignas contra el palco. Con posterioridad, el presidente atendió amablemente a nuestro enviado especial, entrevista que dejamos aquí reproducida por el bien de la humanidad:
- Pregunta: “Presi, ¿qué tiene que decir de los gritos de “Muñoz vete ya, o Muñoz vende ya?”
- Respuesta: “No, no, decían Muñoz vente al bar. Eran unos amigos que me querían invitar a una copa”.
- Pregunta: “¿Y los gritos de Muñoz pesetero?”
- Respuesta: “No, no, Era Muñoz peletero, por un abrigo de imitación de visón que le voy a regalar a mi esposa por reyes. Pero no decirle nada que es una sorpresa”.
- Pregunta: “Por último, ¿algún mensaje de tranquilidad a la afición?”
- Respuesta: “No soy mucho de mandar mensajes, porque cuestan 0,50 € ó 0,25 € si eres de la misma compañía, depende de la hora, pero todo está en vías de solución. Nuestro amplio espectro de ojeadores tienen peinada toda la primera regional y muy pronto podremos anunciar un par de refuerzos del san roque de lepe y del sangonera.”
Total, que esto es lo que hay. Mucha voluntad, mucho trabajo y poca calidad. De donde no se tiene, nada más se puede sacar. Hay que reaccionar como sea. O se acierta en el mercado de invierno o me veo repitiendo las últimas palabras del emperador: «Vae me. Puto, cocacavi me. Quod an fecerit, nescio: omnia certe concacavi». Cómo ha podido suceder, no lo sé, pero lo cierto es que… pa segunda be de cabeza.
¿Y a ti qué te pasa, Jordi, que tienes tan mala carita? “Aligera, que estoy como el Claudio, nen, o es el virus o son las almejas”.
Abrazos cadistas y que os traigan muchas cosas los reyes.
José Manuel Ramos «Pichili»