La Crónica Daltónica (desde otro color): Cádiz 2 - Levante 4
Como dijo el Rey Salomón, “Stultorum numerus infinitus est” (Eclesiastés, 1, 15), que -como todo el mundo sabe- significa “el número de tontos es infinito”. Está clarísimo. Si no, no me explico que alguien diga que si no se mejora lo que ya existe para qué se va a fichar. ¿De verdad que en toda Europa, en algún rincón de América, en la superpoblada Asia, en el Africa boreal, en las antípodas de Oceanía o hasta, si me apuran, en un recóndito poblado esquimal no hay ni un futbolista que mejore lo que ya tenemos?
La semana vino marcada por el cierre el mercado de invierno en el que el Señor de Los Olivillos, haciéndose eco de las necesidades del equipo, tiró la casa por la ventana y se hizo con los servicios del medio centro ofensivo húngaro Unka Raho Pathí. El joven aunque inexperto internacional, hijo del mítico guardameta austro-húngaro Alka Raho y de la famosa bailarina francesa Zamba Pathí, no ocupará plaza de extranjero ya que cuenta con pasaporte francés por su madre de su alma. Nada más fichar declaró a los medios que “yo desde chiquetito muero por el Cádiz”. Para evitar suspicacias, se ha trasladado a la capital gaditana acompañado de un familiar que le servirá de intérprete, concretamente su hermana Keka, que conoce perfectamente el idioma ya que estudió dos años de flamenco y uno de garceta real.
Ya desde el principio se mascaba en el ambiente que el partido iba a ser extraño a la par que raro. Los brigadas amarillas estuvieron cinco minutos sin animar como medida de protesta. Los socios de tribuna, que no quieren ser menos, decidieron protestar por unanimidad por los fichajes realizados en el mercado de invierno y no entraron al estadio. En preferencia se veían caras nuevas pero enseguida se sabia quienes eran, los que se caían cada vez que se levantaban para ver una jugada de peligro, con la leche que mamó el asiento abatible.
El Levante saltó al terreno de juego como lo que es, un viento coñazo, y enseguida se vio que era muy superior al conjunto cadista. No obstante lo cual, el Cádiz pudo adelantarse en el marcador por medio de Enriquinho, que realizó un partido más malo que los chistes del cuarteto de Algeciras. Su disparo lo envía a corner un acertado Manu.
A renglón seguido, o sea, justo en el siguiente en el que estoy ahora mismo escribiendo, Mansilla realiza un penaltillo sin maldad que el hermano gemelo de Abraham saca fuera del área, viendo el Ké?haiser de la bahía tarjeta amarilla en esa acción. Roberto Mansilla realizó un partido muy completo con unas fantasías animadas de ayer y hoy en forma de caños, regates espectaculares de tacón y remates variados.
En el minuto veinte Rubén Pérez bota una falta desde prácticamente el Villa de Brest y su disparo sorprende a Kiko Casilla, que ve menos que Magoo en un cuarto oscuro, comiéndoselo con patatas, doble de queso, huevo y bacon. “La culpa fue del topo, que desvió lo justo cuando ya iba a atajarla”, declaró compungido a los medios.
El mazazo dejó enmudecida la grada de tribuna. La gente esperaba la reacción del equipo local, pero eran los valenciàs los que llevaban el peso del partido ante un Cádiz más desarbolado que el paseo Santa Barbara.
Fruto del dominio azulgrana vino el segundo gol en jugada a balón parado. En el minuto 44 saca un corner el equipo levantino justo en el momento en el que la defensa cadista entona el aria “Porca Miseria, quanti atenti desconfianza” en La Mayor de la ópera “Tristón y Sorda” de Giuseppe Molto Verdi per la Categoria, dejando que Hector Rodas remate con la barriga cervecera al fondo de las mallas. Gol de los denominados psicológicos, como si los otros no lo fueran.
Vámonos al descanso. ¿Quillo, aquí dónde están los servicios? Qué pechá de escaleras.
Nada más comenzar la segunda parte Xisco es expulsado por entrada karateka a Jaume Costa, que estuvo a la altura de Cifuentes (1,68 más o menos). Instantes después el árbitro se equivoca y pita una cosa de esas que era cuando te hacían falta dentro del área, que no me acuerdo como se llama. Penalti, eso, penalti. El primero de la temporada. El especialista Toedtli se encarga de batir a Manu, que adivina perfectamente el lado contrario por el que va la pelota. Uno a dos, a soñar, que es gratis.
Quillo, déjate de soñar que este equipo es más bien de pesadilla. Vale. Justo a los dos minutos, Juanlu marca el uno a tres en un golazo con rosca colocando la pelota lejos del alcance de Casilla. El azulgrana –que momentos antes había visto tarjeta por una patada a Cristian-no Ronaldo- celebra el gol levantándose la camiseta y pregonando a los cuatro vientos (el norte, el sur, el poniente y el levante) su amor por Goku, aprovechando la cercanía del día de los enamorados. El árbitro, llevado sin duda por un ataque de celos, le muestra la segunda tarjeta amarilla y lo expulsa al tiempo que todo Carranza se rinde a sus pies y le dedica un emotivo “carajote, carajote”.
No me puedo creer que vayamos a perder uno a tres contra nueve. Tranquilo, tú veras como no.
En el minuto 65, Toedtli remata de cabeza un ni-ni (ni centro ni chut) de Abraham, que había entrado minutos antes por un Ormazábal que es tan buena persona que es incapaz de robar un balón a los contrarios. Dos a tres, Quillo, que se obra el milagro. A por ellos.
Total, que el Cádiz pone cerco a la meta de Manu pero en veinticinco minutos es incapaz de un goluy siquiera ante un equipo bien plantado. Las internadas de Cristian se quedaban en más nada que inter, los pases al hueco de Abraham parecían pases al sueco porque todos los pillaban ellos y los delanteros Tristan, Toedtli y Ramis –que tuvo un debut inolvidable- no encontraban la portería en todo el fondo norte.
Para más INRI y ridículo espantoso, Rafa Jordá aprovecha que Álvaro Silva es como los octavillitas de comparsas chungas y se nota demasiado cuando canta, y bate sin remisión por cuarta vez a Casilla. Tranquilo Kiko, que una mala tarde la tiene Contreras. Anda, pita ya, que nos cae una manita.
Bueno, yo creo que la solución es que echen a Espárrago y traigan a Guardiola, a ver si es capaz de sacarle más rendimiento a la plantilla. Hombre, teniendo en cuenta que el dinero no es un problema, será por entrenadores…
De todas formas, el equipo dejó algunos buenos detalles como, por ejemplo, que durante el descanso no encajó ningún gol.
En fin, que Víctor Espárrago y Luís Soler van a tener más trabajo que la tramoya del Falla, aunque mucho me temo que Muñoz y compañía han condenado a la historia del Cádiz. Luego vendrán las lamentaciones, en el muro. Al tiempo.
Quillo y el viernes contra el Córdoba. ¿Tú que vas a hacer fútbol o Falla? ¿Qué qué voy a hacer? ¿Qué qué voy ha hacer? Lo que di-ga mi mu-jé.
Abrazos cadistas.
José Manuel Ramos «Pichili»