La respuesta de los aficionados en Madrid contrastó con la indiferencia o quizá desmotivación de ésta que el equipo se encontró a su llegada a Cádiz. Tan solo cuatro fueron los aficionados que esperaon la llegada del equipo a la estación término de la capital gaditana pasadas las once y media de la noche y los rostros hablaban por sí solos.

El cansancio y las caras de tristeza predominaban entre los futbolistas, miembros del cuerpo técnico y la directiva cadista. También entre los varios aficionados que compartieron tren junto con el equipo y que se bajaban conjuntamente con ellos.

Las prisas parecían adueñarse de algunos miembros de la expedición, que salvo algún caso excepcional evitaron mantener contacto con los aficionados. Había ganas de llegar a casa, reflexionar y pasar página para centrarse ya en el que será el próximo rival de la eliminatoria de fase de ascenso, que el bombo escogerá entre Albacete Balompié y CD Lugo.

Y es que, aunque se ha perdido la primera batalla, nada está dicho y dos plazas de Segunda División siguen en juego.