-No se descubre nada al afirmar que para usted jugar en el Ramón de Carranza no es como hacerlo en cualquier campo.
-Está claro, porque en el Cádiz me formé como jugador y tengo muy buenos recuerdos. Allí viví mis primeros momentos como futbolista hasta que, con 20 años, me vine para Sevilla. Guardo todo lo que pasé con chavales que eran cadistas como yo, con los que lo compartía todo.
-Por mucho que duela, debe afrontar el hecho de que conseguir la victoria el sábado podría suponer asestar el golpe de gracia al primer club de sus amores.
-Pero no es una cosa que me pese. Llevamos muchas jornadas de campeonato y si el Cádiz se va a Segunda división, no será por culpa del Betis. Me sentiría mal, pero no tendría cargo de conciencia.
-Siempre es especial jugar en la ciudad donde uno nació cuando se vive fuera desde hace muchos años. ¿Se le eriza el vello por volver a disputar un partido en Cádiz o por enfrentarse con un equipo en el que no debutó?
-Es cierto que no pasé del filial, pero es que yo soy del Cádiz desde pequeño. He sido socio y, como tal, viví unos años magníficos en la anterior etapa en Primera con jugadores como Mágico o Kiko. Eso es lo que se le queda a uno dentro. Aunque también es verdad que después de casi diez años en Sevilla me considero bético, por lo que puede decirse que tengo el corazón dividido. Defiendo los intereses del Betis y es una pena que tengamos que enfrentarnos en estas circunstancias.
-¿Ve al Cádiz en Primera la próxima temporada?
-Creo que aún no está muerto y, por supuesto, deseo que se salve y que la próxima campaña nos enfrentemos en otra situación.
-No ha tenido una carrera fácil, pero quizá ésta sea la primera temporada en la que le ha tocado vivir la cara más ingrata del fútbol.
-He tenido otros años malos, por ejemplo, los dos con Víctor Fernández de entrenador, aunque nunca me había visto en esta situación. Pero hay que tener en cuenta que la Champions nos ha distraído mucho y, por otro lado, las satisfacciones que nos ha dado esta competición compensa la mala trayectoria liguera.
-Hubo un momento en el que pasó, tanto dentro como fuera del campo, todo lo que suele ocurrir cuando un equipo se va a pique.
-Son cosas que suelen pasar en todos los clubes; es normal que salieran los trapos sucios. Pero se les da una dimensión irreal cuando el equipo no marcha bien. Ahora parece que el Betis es una balsa de aceite, cuando los problemas siguen ahí.
-¿Tiene doble mérito, por eso, la reacción del equipo?
-Teníamos ya muy pocos apoyos después de la eliminación en la UEFA frente al Steaua. Todo se volvió en nuestra contra y lo fácil habría sido bajar los brazos y arrastrarse por el campo, pero entonces es cuando más se unió la entidad.
-¿Cuál fue el mensaje del presidente a la plantilla en ese momento tan crítico?
-Renovó su confianza en nosotros y en el entrenador, porque, decía, éramos los mismos que habíamos ganado la Copa y llegado a la Champions. Ese respaldo nos descargó de responsabilidad y luego supimos responder en el terreno de juego. Pero ahora no podemos relajarnos porque aún falta certificar la permanencia.
-¿Se da cuenta de que sólo han pasado 17 días desde que se les llamó mercenarios, la noche del 0-3 con el Steaua, hasta que volvieron a ser aclamados como héroes, tras ganar el derbi?
-Pero tampoco es que ahora seamos héroes. Sí éramos tratados como tales después del título y a los pocos meses nos llamaron mercenarios y cosas peores. Ése es el fútbol.
-Por cierto, ¿hubo pulseras también en las vísperas de este derbi?
-Sí es verdad que tres o cuatro hicimos unas a partir de una sábana en Montecastillo, pero por hacer la gracia. El buen ambiente nos ayudó.
-Se confirma que ya «saben» jugar los clásicos.
-Es una espina que teníamos clavada y que nos quitamos el año pasado, pero falta vencer allí. Ellos han vendido triunfalismo en los derbis, pero la mayoría eran empates que celebraban como victorias.
-El equipo ha mejorado en el último mes, sobre todo, en empaque y carácter.
-Sí, hay que destacar el mediocampo, con un trabajo especialmente encomiable de Arzu. Los centrocampistas son los primeros defensores y los centrales, a los que antes los delanteros nos llegaban en oleadas, lo agradecemos.
-Es de suponer que considera injustas las críticas que tuvieron como blanco el centro de la defensa.
-Sí, porque, excepto cuatro encuentros en los que estuve de ruina, creo que he mantenido una línea regular. Si el equipo no acompaña, es difícil destacar; lo mismo pasa con los delanteros.
TEXTO MANUEL BORRERO
Fuente: http://sevilla.abc.es.