La frase que dejó el técnico del Cádiz CF tras el partido en sala de prensa de “la pelea no se negocia”, define muy bien lo que este equipo dio en su momento en el playoff y que no es otra cosa que lo que Álvaro Cervera pretende mantener para la presente temporada. Una base sólida que los que ayer saltaron al terreno de juego del estadio almeriense han sellado a fuego en este comienzo de la competición para los recién llegados que se irán incorporando en las próximas jornadas.

Pero hubo algo más sobre el verde del Juegos del Mediterráneo. Más bien en la banda. En el banquillo cadista. Ahí se pudo ver a un Álvaro Cervera más encima de sus jugadores que en partidos pasados. Era lógico. En el once de inicio y posteriormente tras los cambios, había futbolistas amarillos que debutaban en la categoría. A cualquiera de ellos en cualquier instante se le podía hacer grande ese maravilloso momento. El rival salía lógicamente a morder como local y con jugadores más hechos a la Segunda División que algunos de los nuestros. Ahí estaba el entrenador del Cádiz no dejando que nadie se relajase, que nadie se viniera abajo por llegar tarde a combinaciones rápidas de balón o porque el contrario se fuera una y otra vez de los marcajes.

Había que ir creciendo poco a poco durante el partido y el Cádiz lo hizo. Llegó a marcar e incluso merecer la victoria. Los minutos finales acabando en campo rival y marcando los tiempos del juego fue la prueba definitiva de que, más allá del resultado y de la imagen, el equipo hizo algo más que puntuar: se aprendió mucho en poco tiempo. Ojalá sirva para seguir haciéndolo y cumplir con el objetivo de la temporada.