Era obvio que un mediocentro tenía que sustituir al catalán, pero todas las conjeturas apuntaban a que sería Fleurquin. Espárrago ha optado por alinear a Suárez en la prueba más fiable de que cada semana y todo hace indicar que, si no se produce un inesperado cambio o alguna lesión en las próximas horas, será el once que salte a la hierba del Camp d'Esports. Jugarían Armando, Varela, Abraham Paz, De Quintana, Raúl López, Bezares, Suárez, Dani Navarrete, Jonathan Sesma, Pavoni y Oli.
 
No sería la primera ocasión en que el doble pivote lo formaran Bezares y Suárez. Ya jugaron desde el inicio en Gijón y contra el Recreativo en el Ramón de Carranza. La buena noticia, que el Cádiz no perdió ninguno de los partidos. La menos buena, que en ambos casos el resultado fue de empate sin goles. La elección más habitual de Espárrago ha sido la de ubicar al linense junto a Manolo Pérez, aunque cuando comenzó la temporada eran Suárez y Fleurquin los dueños de esa zona. Las lesiones de ambos y el buen rendimiento de los sustitutos hicieron que se quedaran fijos, pero ahora debe producirse un cambio obligado que ha sorprendido al propio futbolista asturiano.
 
Suárez reconocía a la conclusión del entrenamiento que no se esperaba entrar en el equipo en este momento. "Me ha sorprendido porque últimamente el míster se había decantando por Fleurquin y yo no estaba jugando mucho. En el partido del martes en Jerez me salieron bien las cosas, igual que a mis compañeros, y demostré que estoy al mismo nivel que los otros jugadores de ese puesto. En cualquier caso, no sé si al entrenador le habrá convencido la prueba que hemos hecho, eso hay que preguntárselo a él", señala Suárez.
 
La última ocasión en que fue titular el mediocentro fue en el partido contra el Alavés del 30 de octubre. Una lesión lo apartó después del equipo y lo ha sabido llevar con profesionalidad y resignación... "Esta oportunidad me la tomaré si se confirma de la misma forma como he afrontado el tiempo que he estado sin jugar. Si el míster decide que actúe será porque considera que puedo ser útil, no porque me parezca a Manolo Pérez. Mis características no tienen nada que ver ni con él ni con Fleurquin", afirma.
 
Si alguien de la plantilla cadista conoce al próximo rival –aparte de lo que sabe Luis Soler por los vídeos–, ése es Roberto Suárez. Jugó dos temporadas en el conjunto catalán y sabe que será muy complicado sacar algo positivo de su estadio: "El entrenador del Lleida fue quien me llevó allí, está el mismo presidente y quedan algunos jugadores como Nakor o Sergio Rodríguez. Es un equipo que pasó por malos momentos en la primera vuelta y que después ha vuelto a coger la onda. Está muy trabajado tácticamente y siempre le ha gustado hacer buen fútbol. Nosotros debemos ir tranquilos porque somos igual de buenos que cuando ganamos siete partidos consecutivos".
 
A Bezares le resulta indiferente qué futbolista le haga compañía en esa parcela del campo, tiene plena confianza en Suárez y afirma que el equipo está preparado para reaccionar en Lérida: "Parece que el míster va a contar con Suárez. Ya coincidimos en varios partidos y no hay ningún problema, como con el resto de los compañeros del equipo. Estamos trabajando como todas las semanas y vamos a afianzar todos los conceptos que nos han permitido estar arriba. Queremos dejar la portería a cero y aprovechar las ocasiones que tengamos".
 
No fue la de la inclusión de Suárez la única prueba que realizó ayer el entrenador cadista. También dispuso un equipo en el que no estaba De Quintana, que fue reservado por sus molestias físicas, y que sólo actuaba con tres hombres en defensa, pero con Mirosavljevic junto a Oli en el ataque. Espárrago quiere trabajar todas las variantes y quiso ver cómo se desenvolvían sus jugadores con esos efectivos sobre el campo. Los rivales cada vez conocen mejor a los amarillos y todas las innovaciones son pocas.
 
Lo que se vio en todo momento fue una gran intensidad, con algún que otro pique provocado por las ganas de los jugadores de convencer al entrenador ahora que pueden producirse cambios en el equipo. La tensión se palpaba en el ambiente, con algunas entradas algo fuera de lugar. Bezares quitaba hierro al asunto: "Es bueno que se vea esa intensidad. Es una señal de que todos los jugadores tienen ganas de entrar y así mejora el equipo porque se entrena con la misma intensidad de los partidos".
 
Fuente: www.diariodecadiz.com.
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