Una lamentable defensa del filial cadista facilita la victoria del “british” Industrial.

Foto: jerezindustrialcf.com

Thank you, Cádiz B. El filial regaló literalmente tres puntos esta mañana en la Ciudad Deportiva en un partido sumamente atípico, dentro y fuera del terreno de juego, por la presencia de un rival repleto de británicos y sólo dos españoles en la plantilla (algunos equipos de la Premier cuentan con más españoles y menos ingleses), un entrenador que daba consignas en Inglés, el mismo idioma que se escuchaba con asiduidad entre los presentes en la grada y que incluso empleaba el linier para dirigirse al banquillo visitante, aunque no precisamente con versos de Shakespeare. Hasta en la camiseta visitante se apreciaba el acento británico: camiseta blanca con una cruz roja, simulando la bandera de Inglaterra. Sólo la animosa afición industrialista le daba el toque “cañí” a un extraño partido más típico de los “bolos” que disputa el filial con los clubes del norte de Europa que llegan a los hoteles de Chiclana escapando del frío invernal.
 
Desde el primer minuto el partido daba síntomas de lo que iba ser. Los numerosos desajustes defensivos propiciaban continuas llegadas de peligro a ambas porterías que agradecían los aficionados de uno y otro equipo. Dentro de los quince minutos iniciales pudimos contabilizar hasta tres ocasiones claras en cada portería, incluido un remate al larguero de Rubén Pérez, junto con Dieguito la principal novedad en el once titular amarillo.
 
No sabemos si por el toque exótico o por ese especie de embrujo que produce el fútbol británico entre los jóvenes, el asunto es que los chavales del Cádiz B fueron perdiendo la intensidad y hasta la concentración, sobre todo en la zaga defensiva. Fruto de esa caraja se adelantaría el equipo jerezano en el marcador a la media hora, a raíz de una extraña jugada en la que la suerte se uniría a los ya clásicos errores defensivos del filial. Una contra por la izquierda del ataque jerezano es rematada a placer por Burge  aprovechando los sucesivos rechaces y malos despejes de la defensa cadista. El 0-1 dio pie a los peores minutos del filial amarillo en mucho tiempo, sobre todo por una defensa cadista que se fue inexplicablemente del partido propiciando que los visitantes pudieran sentenciar el “match” con un resultado de escándalo. El español Valtierra, Woolfe, el goleador Burge y Lynch contaron con ocasiones clarísimas para golear a un Cádiz B que en esos instantes era un juguete en manos de un equipo que más bien parecía el Arsenal, el Manchester Utd. o el Chelsea. Sin embargo, los “boys” de la Academia Glenn Hoddle demostraron que tienen una asignatura pendiente con la definición y, milagrosamente, se llegaría al descanso con el 0-1 y mucho trabajo para el “manager” Ángel Oliva.
 
Pero las leyes del fútbol no conoce de fronteras ni idiomas y hay dichos que son universales. Uno de ellos es el que afirma que el que perdona, lo paga. Así fue. En la primera jugada de la reanudación, una buena triangulación del ataque amarillo acaba en las botas del “killer” Fran que bate la portería de Lumley con un remate inapelable desde el interior del área. No se había cumplido ni el primer minuto de la reanudación y el partido adquiría una nueva dimensión. A partir de ese momento, el juego se igualó y los chicos de Glenn Hoddle ya parecían más jugadores de Tercera División que estrellas de la Premier League, gracias sobre todo a que los jóvenes de la Academia de El Rosal ya no les dejaban jugar con tanta comodidad. En este sentido, se notó el cambio realizado por Ángel Oliva en el descanso introduciendo al central Robert en lugar de un desacertado Lolo Armario, lo que transmitió, al menos inicialmente, mayor tranquilidad y confianza a la defensa del filial.
 
Fueron los mejores minutos de todo el partido para el Cádiz B que incluso pudo adelantarse otra vez por mediación de Fran que no consiguió engatillar el balón aéreo que le llegaba desde la derecha cuando lo tenía todo a su favor para batir al “goalkeeper” industrialista. A la media hora de la segunda parte, tuvo el equipo cadista otra oportunidad, otra vez en el lanzamiento de una falta que se paseó por el área pequeña sin que encontrara rematador.
 
Con los cambios en ambos equipos la igualdad se fue adueñando del choque y apuntaba claramente al empate final pero incomprensiblemente reaparecieron los errores defensivos a la zaga cadista. A falta de dos minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario, el central Robert evita, de forma inexplicable, despejar un balón aéreo sin aparente peligro ante la presencia de Williamson, quien no desaprovechó el regalo sólo tuvo que tocar la pelota para superar la salida desesperada de Juanfer. Sólo faltaban dos minutos para el tiempo reglamentario y, aunque Fran pudo empatar poco después, el encuentro moriría con un tercer gol del equipo de Glenn Hoddle, marcado en propia puerta por Robert aunque en esta ocasión el regalo vino con anterioridad de la desidia de Pecci.
 
En definitiva, el Cádiz B cae derrotado por primera vez en la temporada en El Rosal pero dando una imagen muy preocupante, sobre todo en defensa, donde mucho tendrá que trabajar Ángel Oliva para evitar que se repita la bochornosa imagen de esta mañana. Con esta derrota, la segunda consecutiva, el filial abandona la parte alta de la tabla clasificatoria y se acerca peligrosamente a las posiciones peligro, un lugar que tal vez sea más acorde a las posibilidades de este equipo.