Qué tiempos tan complicados nos ha tocado vivir a los cadistas. A los que ya transitamos lenta pero inexorablemente hacia los 40, se nos hace duro ver que más de la mitad de nuestra vida nuestro equipo está en el barro de la Segunda B, después de haber disfrutado cuando niños de su mejor época en toda su historia. Es obvio que a nadie le gusta ver a nuestro equipo en esta dichosa categoría, y mucho menos, con los actuales problemas para siquiera mantenerse, que tiene mandanga (por no decir otra cosa).
 
Ahora bien, de ahí a lo que estoy leyendo en internet (qué fácil es hablar por un teclado) en las secciones de comentarios de algunos medios de comunicación digitales...va un mundo. Es lo que habitualmente se llaman trolls, o, simple y llanamente, gente que no piensa muy bien las cosas. Pongo un botón de muestra, pero desde hace varias semanas se pueden leer cosas muy similares.
 
"Es mejor desaparecer y empezar de cero sin deudas. Valiente porquería de equipo"
 
Por muy rabiosos que estemos ahora, muy mal que aparezca el futuro y por más dura que esté siendo la temporada, querer la desaparición del Cádiz es como cuando la asociación de armas de USA dice que para solucionar las matanzas en los colegios, se necesitan más armas.
 
Para empezar, el Cádiz perdería todo su patrimonio actual, que no es poco. Adiós a la Ciudad Deportiva, por poner un ejemplo. Se empeñarían hasta las copas del Trofeo Carranza. Lo único que hemos ganado en nuestra vida terminaría en un sótano de algún juzgado esperando que alguien pagara por ello para solventar a la baja la deuda a cualquier proveedor.
 
El acuerdo de cesión del estadio con el Ayuntamiento quedaría invalidado. El que piense que en Primera Regional (o Primera Andaluza si "cuela" empezar con un filial) un nuevo supuesto equipo iba a disputar ahí sus partidos, es que no ha pensado muy bien. El equipo de la capital de provincia, en el mejor de los casos, jugaría en El Rosal.
 
Supongo que los que piden esto piensan que así se acabarían los problemas. Imagino igualmente que estos aficionados no se han dado un paseo por Ceuta o Palencia (donde han perdido a sus equipos recientemente, equipos que ya eran refundaciones), para comprobar esto. Incluso por Málaga, que por muy bien que esté ahora, fue refundado varias veces (y si el jeque deja de pagar definitivamente, veremos si no añaden otro capítulo más).
También podemos preguntar en Badajoz (donde por cierto, estuvieron antes implicados los actuales rectores del Cádiz, matando a un equipo que era el décimo más antiguo de nuestro país), donde andan con la moral por los suelos. Han empezado un nuevo proyecto, sí, pero ya nadie les recuperará el club que vieron sus abuelos.
 
Todos los equipos de la provincia pasarían a tener más antigüedad que nosotros. Balona y Algeciras, Xerez, Portuense e incluso el recién fundado San Fernando podrían presumir de estar antes en el fútbol que nuestro equipo. Es increíble lo poco que valoramos algo que ha perdurado en el tiempo. En Estados Unidos se llenan la boca cuando una empresa lleva operando 80, 90, 100 años; lo repiten en cada ocasión que tienen, se les hincha el pecho de orgullo por algo que ha sobrevivido tanto tiempo. Aquí lo disolvemos con alegría como si nada importara.
 
Y por supuesto, dejaríamos de existir para el resto de la España futbolística. Cualquier cosa que saliera de ahí ya no sería el Cádiz fundado en 1910, el heredero del Mirandilla, en el que se formó Kiko, en el que jugó Mágico, en el que Pepe Mejías escribió las mejores páginas de nuestra historia, en el que Carvallo deleitó, en el que Mosquera hizo tantos goles, el que dio uno de los mayores campanazos de nuestro fútbol en Elche. Sería otra cosa. Por mucho que se empeñen algunos en que sería lo mismo.
 
Pero de largo, lo peor de todo sería pisotear el nombre, esfuerzo y desvelos de los que lucharon antes que nosotros para que el equipo de su ciudad siguiera vivo en circunstancias similares. Ya en 1943 nuestro club se tuvo que asociar con el Hércules de Cádiz para evitar la desaparición, y tuvo que jugar en lo que hoy sería nuestra Tercera. Hombres como Vicente del Moral, López Gazzo, Cilleruelo, Márquez Veiga, Viera Aguilar, Luis Escarti, Enrique Mateos, Ramón Blanco, Milosevic, David Vidal....gente que dio todo por esta entidad, cada uno en su parcela, mucho más allá de lo que era sus obligaciones sobre el papel, más allá de lo humanamente posible.
Irigoyen o De Diego, que en paz descansen, se habrían dejado la piel (en el caso del primero, literalmente la salud) para NADA. Para que ahora la desidia de unos, la especulación de otros, y el descontento general, pasen por encima del legado que nos dejaron. NI HABLAR.
 
Algunos, dentro de nuestras posibilidades, no estamos dispuestos a permitirlo, y no nos cansaremos de repetirlo.
 
El Cádiz sigue teniendo un patrimonio de valor incalculable, su afición. Por manido que sea, es una realidad. Muchos clubes en Segunda no tendrán jamás las entradas al campo que tenemos nosotros ahora con este panorama. Seamos la palanca que nos diferencie del resto y nos permita sobrevivir, que no se pierda nuestro pasado, que no pasemos a ser otro "engendro" refundado. Podemos hacerlo.


Manolo Gómez (@manolaincadiz)

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