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Desastre consumado
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20.06.2010 |
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Han pasado 24 horas y aún no encuentro consuelo alguno ante el desastre consumado en la tarde de ayer. Han pasado 24 horas y no dejo de pensar en la cantidad de criaturas que van a perder su puesto de trabajo en unos tiempos difíciles para la ciudad de Cádiz.
Las primeras imágenes que me venían a la mente nada más despertar en la mañana de hoy me recordaban a una película de zombies. Y es que ayer, nada más terminar el partido, los pasillos de vestuario y de las zonas de prensa se convertían en un paseo silencioso de no más de veinte pasos hacia ninguna parte, con los ojos enrojecidos y con un leve movimiento de cabeza a derecha e izquierda. Todos los que allí estábamos no podíamos creer lo que había sucedido y tratábamos de asimilar lo que no nos atrevíamos a asumir. Y lo peor de esta película de zombies es que se esperaba la presencia de un fantasma para darle sentido al suspense pero finalmente este fantasma no ofreció más que la espantada, no vaya a ser que el personal pensara que había llegado la hora de rendir cuentas.
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Foto: Eulogio García Romero - portalcadista.com
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La categoría no la perdimos ayer. La perdimos hace ya muchos meses cuando en vez de reforzar adecuadamente a los que tienen que sacar adelante los resultados, nos preocupamos más de reforzar la estructura de empresa con el rimbombante fichaje del Sr. Moyano que ha demostrado que como portavoz ha pinchado más bien poco. La categoría la perdimos cuando no somos capaces de ganar ni un recurso mientras que otras potentes sociedades como la Sociedad Deportiva Huesca es capaz de anular legalmente una tarjeta roja para un partido tan transcendente. La categoría la perdimos cuando definitivamente la afición se cansó de ser la que tirara siempre del carro, encontrándose siempre el lastre de jugadores, cuerpos técnicos y consejo de administración con los bolsillos cargados de piedras.
Lo acontecido en el terreno de juego ayer, no tiene comentario. Un simulacro de partido de fútbol con un pacto de no agresión por parte de ambos equipos. Nadie puede explicar como un partido de tanta transcendencia para uno de los contendientes puede acabar con cero tarjetas. Lo de la primera mitad fue una pantomima en la que un equipo local nervioso y sin sitio consigue nada menos que tres goles. Lo de la segunda mitad ya se convirtió en insufrible, y es que el público asistente pasaba de lo que ocurría en el césped para concentrarse en rezar al lado de los transistores una oración nula.
Pero lo peor que podía ocurrirle al cadismo fue la reacción del final del partido. A penas 400 cadistas mostraban su indignación hacia el palco, mientras que el resto desfilaba en un silencio que tenía mucho mensaje (ahí te quedas Muñoz, para ti la perra gorda). Esto puede significar la vuelta del Club a los peores años de 2ª-B. Pero no es menos cierto de que esto es lo que se han buscado aquellos que siempre decían lo de “no es momento, no es momento…”
Lo de la dimisión del consejo de administración al completo no es más que “otra” jugada más de las que tanto hemos vivido. ¿Dimisión? ¿Dimisión de que…? Mientras sigan manteniendo el paquete mayoritario de acciones manejaran en la sombra a quien ostente el cargo de Presidente. ¿Se nos convertirá Muñoz en nuestro particular Ruiz de Lopera-2?
Más castigo al cadismo: ¡NO, POR FAVOR!
Yoni Weiss