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Fiesta Copera |
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03.09.2010 |
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El Cádiz no supo cómo agarrarse al paso fronterizo entre el paraíso de los sueños de Primera y el infierno terrorífico de la Segunda B. Volvimos al Pozo. Pero NO nos hemos venido abajo. La vida es empezar y volver a empezar. A veces hay que dar un pasito hacia atrás para dar dos hacia adelante. El Centenario será duro, pero el tiempo todo lo cura.
Aunque que caiga, el Cádiz siempre se vuelve a levantar. Somos el submarino, no nos derrumbamos, siempre salimos a flote. Ya sea en Primera, en Segunda o en Segunda B. El sentimiento cadista seguirá impregnando nuestras venas de sangre azul y amarilla.
En Cádiz tenemos una deuda con la cantera y este déficit es de obligado cumplimiento solventar. Nuestros canteranos siguen siendo marineros en tierra anclados en la nostalgia y la reminiscencia de años dorados de una cantera que dotaba al primer equipo de jugadores irrepetibles grabados en la memoria colectiva, como los hermanos Mejías, Juan José, Quevedo, Arteaga o Kiko.
En ese sentido podemos estar de enhorabuena. Ya se empiezan a vislumbrar canteranos en el primer equipo. Dani Miguélez y Fran Cortés son los que tienen que tirar del carro y los Germán, Dieguito, Lolo, Tiri y compañía empiezan a llamar con insistencia a la puerta y seguro que podrán derribarla con fuerza a no muy tardar.
El número 10 del Cádiz sigue siendo el bueno de Fran Cortés y este año debe ser el de su consagración en la medular amarilla dentro del santuario de los cadistas. El fino mediapunta se ha hecho con un puesto en el once y quiere demostrar toda su valía. Aunque lo principal es ascender, tiene una ilusión para el Centenario. Jugar ante un grande de nuestro fútbol. " Me encantaría jugar contra Iniesta y Xavi, son los mejores". La posibilidad está abierta. El Cádiz ha ganado sus dos encuentros coperos y si se conquista la victoria este miércoles en el Ejido, un equipo de Primera nos estará esperando en el próximo sorteo.
El Centario necesita un aliciente de este tipo. Para el club sería una fuente de ingresos vital y para la afición se convertiría en un partido higiénico y terapéutico. Una anestesia que nos quitaría de un plumazo muchas penas de nuestro cuerpo melancólico. Después de tanto tropezar y caer al suelo, la Copa a parte de para ver en acción a los menos habituales, debe servir para que este Cádiz que ahora ha vuelto a sus raíces y los futbolistas son patrimonio del gaditano eche a andar y vuelva a sentirse de la élite ante un grande. La obligación está antes que la devoción. Pero, quizás recorremos el camino que trazó el Alcorcón y además de subir, disfrutamos de lo lindo en la Copa del Rey, que está únicamente para pasarlo bomba. Ya sufriremos en la Liga. El miércoles toca fiesta copera para entonar después ante un todopoderoso del fútbol nacional ese "Alcohol, alcohol, alcohol hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual" que ha calado tanto por el reino futbolístico y demostrar que pase lo que pase, los monarcas de la aficiones seguimos siendo los gaditanos.
Alfonso Loaíza
Estudiante de Periodismo por la Universidad de Sevilla