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Los que me conozcan sabrán que siempre he sido defensor de la gestión de Antonio Muñoz. Su austera política de fichajes ha funcionado hasta ahora gracias a la labor tanto del Secretario Técnico como de los cuerpos técnicos que han llevado las riendas del equipo durante su mandato.
Estos años atrás se ha gastado poco porque había poco y se debía mucho. Eso lo hemos comprendido a la perfección aquellos aficionados que sabíamos de los problemas económicos del club tras el descenso y posterior calvario de Segunda B. Pero ahora hay dinero. A nadie se le escapa la inyección económica que ha recibido el Cádiz al llenar en su totalidad las más de 19.000 localidades del Ramón de Carranza (casi 4 millones de euros a una media de 200 euros por abono). Así como tampoco que el Cádiz esté situado entre los cinco primeros equipos de España que más dinero ingresa por merchandaising. Además, este año hay que sumarle un aumento en los derechos de televisión y quinielas. Resumiendo: ahora sí hay.
Hay dinero no para frivolidades ni despilfarros. Pero es que no me parece ni mucho menos una frivolidad gastar dinero en un media punta. Y menos hacerlo para animar con fichajes una campaña de abonados ya que el cadismo ha respondido como nunca. El equipo no puede estar un año más (éste en Primera) con un solo hombre en ese puesto. Para más preocupación tratándose éste jugador toda una incógnita en la categoría y un hombre que no se caracteriza precisamente por ser respetado por las lesiones en los últimos años (su pubis y su hombro son testigos de ello).
Se me antoja que el puesto de media punta va a ser uno de los más importantes del esquema de Víctor Espárrago esta temporada. Con un equipo hecho para el sufrimiento, la solidaridad defensiva, que va a defender mucho más que atacar, la media punta será la mayoría de las veces la creadora de contraataques que, esperemos, puedan darnos los puntos necesarios para la salvación. Y para ello, ahí tiene que estar un especialista. No valen remiendos. Esos remiendos no cuajaron otros años atrás y no podemos pensar que éste año sería diferente. Con la lesión de Pavoni hace dos temporadas, dijimos adiós al ascenso ya que el mercado de invierno no trajo la solución con Mario Rosas.
El caso Uche parece ahora mismo casi descartado. Quizás no lo esté poniendo 3 millones de euros sobre la mesa. Uche es la guinda que busca Espárrago para su sistema. Es el jugador que haría feliz a la plantilla porque daría sentido al sufrimiento defensivo que se va a realizar en cada partido. Uche es capaz de desquiciar a cualquier defensa como lo hizo anoche en el Colombino con la del Sevilla. Es un jugador caro, si, pero es que además es bueno y joven. Así que la relación calidad-precio no es tan desorbitada. Una jugada que al club le ha salido mal al ofrecer 2 millones antes de que el jugador demostrara su valía en el trofeo onubense (quien sabe si su actuación no ha sido un grito del jugador a Muñoz para llamar su atención). La media punta no es un puesto para parches ni experimentos. Tiene que ser ocupada por un jugador solvente que se amolde a la filosofía de juego de un cuerpo técnico que ha demostrado su valía el año pasado y que sabe lo que quiere hacer en el terreno de juego. No es justo dejarlos “cojos” en esa parcela del campo.
No sé si esta idea de cerrar la plantilla tiene fundamento o no. No sé si es una estrategia para los últimos días del mercado de fichajes (que termina el 30 de agosto). No sé siquiera si esta posibilidad ha sido alimentada a la prensa para ir preparando el terreno ante esta eventualidad. Lo que sí sé es que es una verdadera locura solamente el planteárselo porque, no sólo se trataría de reforzar un puesto débil dentro del equipo, sino porque qué pasará si la FIFA decide finalmente que Javier Acuña no cumple los requisitos para jugar este año con el Cádiz CF. ¿Se seguiría pensando en pegar el cerrojazo al vestuario?
De locos, más que de austeros