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De nuevo salimos del Carranza con la misma cara que tras el partido del Mallorca. Quizás con más de tontos aún porque hoy el equipo hizo méritos para haber conseguido perforar la meta rival.
Una vez más a los nuestros no se les puede achacar nada. Los de Víctor Espárrago pelean lo indecible para hacer imposible el juego del rival. El Valencia no se acercó con peligro en todo el partido. El Cádiz maniató una y otra vez con su presión el ataque de los de Quique Flores. Incluso el fallo del gol, aunque achacable a Armando, es indudable que a estas alturas no vamos a culpar de la derrota a alguien que tantos partidos nos ha salvado y que nos salvará. El equipo un partido más ha dado el 110% en el campo y nos debemos sentir orgullosos de que vistan nuestros colores.
Las limitaciones que tiene este equipo son las directamente proporcionales al esfuerzo que se ha hecho en configurar la plantilla. Nos faltan las individualidades que todos los equipos de primera tienen para solventar esos partidos cuando otras cosas no salen. Yo sigo con mi opinión de que si el año pasado con, la plantilla que teníamos, ascender era una machada, este año la permanencia será todo un milagro.
Los goles en Primera División valen euros. Más de los que, según pienso, se han gastado este verano. Menos mal que la garra y el empuje de, tanto los del césped como los de la grada, están garantizados. Esperemos que con eso sea suficiente y no tengamos que echar en falta fichajes que sirvan para algo más que para rellenar la plantilla.
Me pueden llamar pesado por decir esto, pero creo que es necesario para poder valorar con justa medida el esfuerzo tanto de jugadores como de cuerpo técnico. Los partidos no se ganan solo con esfuerzo. Muchas veces hace falta esa pizca de talento.