Todo mi apoyo, como al resto de entrenadores del Cádiz CF, tiene Ramón Blanco desde hoy. Son de esas personas que se quedan grabadas en tu corazón de cadista, como tantas otras como Juan José, Pepe Mejías, Dertycia, Dieguito el de La Margara, Escobar. Por más que los años pasan, ellos están en esa especie de Olimpo que este deporte te deja en el recuerdo.
Con Ramón, además, he compartido muchas mañanas en El Rosal y alguna que otra charla futbolera en hoteles de nuestra geografía comentando el partido que el Cádiz CF tenía que jugar horas después. Siempre he aprendido cosas de él y seguiré haciéndolo porque, encima, es buena persona.
Ahora le toca sentarse de nuevo en el banquillo, aquel en el que cuando lo vea hará que a mi mente vengan recuerdos de tiempos mejores. De partidos de infarto y de resultados imposibles. De ese partido ante el Zaragoza, de la tanda de penaltis ante el Málaga, de ese 4-0 al FC Barcelona del Dream Team. De ese bigote y esa camiseta rosa que ya forman parte de la historia del Cádiz y que este mediodía ha llegado a ser Trend Topic en un invento llamado Twitter, algo que cuando entrenó por última vez a nuestro Cádiz no podíamos ni siquiera imaginar. Ahora esa historia vuelve a ser presente y todos esperamos que ese marrón que se come hoy, lleve a buen puerto a este maltratado Submarino Amarillo.
Si procede se le criticará como al resto de entrenadores. Por mi parte, con el mismo respeto que lo he hecho y haré con otros. Con él más si cabe, porque ese respeto lo tiene ganado.