Ahora mismo solo me encomiendo al saber hacer de Raúl Agné. Es la única vía de esperanza que me queda para la segunda vuelta del Cádiz CF: que el técnico sea capaz de, con lo que tiene, salvar la temporada del equipo de nuestros amores. Salvar la temporada y evitar una casi segura desaparición de la entidad. En estos momentos solo puede provocar risa el recordar las palabras de Alessandro Gaucci en la presentación del entrenador maño en la que afirmaba que para la salvación no se necesitaba de entrenador. Seré sincero, digo risa por no decir una mala ostia de narices.
 
No podemos olvidar que el Cádiz comenzó la temporada con una plantilla que ha costado más de un millón de euros (la parte del presupuesto del club destinado a confeccionar el primer equipo). Una cifra con la que darían saltos de alegría el 95% de los clubes de Segunda División B. Pues el resultado es el que podemos ver tras mirar la tabla. Puesto decimoséptimo, a cuatro puntos de la salvación y habiendo conseguido (con tres entrenadores diferentes) solo 5 victorias. De pena.
 
Lo cierto es que el mercado de fichajes no debe haberse cerrado aún para el Cádiz. De ninguna manera. Y con ello no me refiero a dar ficha al lateral derecho japonés ni al delantero franco-togolés que están a prueba, no. No fui yo el que dijo que si hacía falta echar a toda la plantilla se hacía, no señor. Fue el que dijo que no hacía falta entrenador para salvar la categoría. Ni yo el que dijo que el dinero no era problema en este proyecto. Pues ya me dirán pero Ramón Arcas, aquel que decía que no quería bajar a Segunda B, por dinero ha ido al FC Cartagena.

Y mira que llevo semanas intentando quitarme de la cabeza la frase "Muñoz ha matado al Cádiz con esta decisión" de Quique Pina tras saberse que vendía el club a los actuales propietarios. Pero es imposible.